lunes, 12 de noviembre de 2012

UNA SOCIEDAD SECRETA,
DESPARRAMANDO ALGUNOS SECRETOS

By JAMES BARRON Traducido por el Q.·. H.·. HUGO RUBIN



Por más de 2 siglos, los francmasones y la grandiosidad de sus rituales han jugado un secreto y misterioso rol en la vida americana. Uno de los símbolos masónicos se ve mucho como el “ojo que todo lo ve” atrás de cada billete de 1 dólar. Y mire la imagen de quién está del otro lado.



Fred R. Conrad/The New York Times

A statue of George Washington, in a Masonic apron, stands in the New York Grand Lodge Headquarters. Una estatua de Washington, con mandil, en la GL de NY.



Fred R. Conrad/The New York Times

Two Masonic leaders, Neil I. Bidnick, seated, and Thomas M. Savini, at lodge headquarters in New York, are opening up a bit to attract members. Dos líderes masónicos, Bidnick, sentado, y Savini, en la logia en NY, están abriéndose un poco para atraer miembros.

George Washington no fue el primer masón, y no el único famoso. Mozart introdujo toques disimulados de masonería en sus óperas. Catorce presidentes y todos, desde el reverendo Norman Vincent Peale al comediante Red Skelton fueron miembros. Los masones presidieron la colocación de primera piedra en la Estatua de la Libertad.

Pero el número de masones ha ido disminuyendo progresivamente –cualesquiera sean sus secretos, aparentemente no tienen el que evita la muerte- y sus filas han estado enmagreciendo. Así es que los masones del estado de NY han seguido a otras sociedades masónicas de otros estados haciendo algo que alguna vez hubieran considerado herético: están activamente buscando nuevos miembros. Y en el proceso, una organización fraterna famosa por su reticencia que ahora pone énfasis en el servicio comunitario, ha levantado el velo secreto sólo un poco.

Los masones no están publicando las palabras secretas que sus miembros se supone deben decir en sus reuniones (aunque en estos días, simplemente mostrar una tarjeta al día es suficiente). Aunque los masones están otorgando giras públicas por la sede de la Gran Logia de NY.

Así, la gente puede ver el techo dorado, las paredes de mármol, las butacas a lo largo de los costados por columna y fila y, a cada extremo, las sillas como tronos para los masones de alto rango. Y en una sala de conferencias, en la habitación contigua, hay más oro, aunque es sólo pintura en una copia de la estatua de tamaño mayor que el real de George Washington.

La logia también contrató una firma de relaciones públicas para promover su 225 aniversario, que fue el mes pasado. Y los masones han promocionado anuncios en salas de cine y dan clases de un día para otorgar los primeros tres grados masónicos en una sola sesión. Hasta ese momento, los candidatos han pasado meses aprendiendo lo que necesitaban saber para elevarse de Aprendiz a Compañero y a Maestro.

“Todavía no estamos pensando en eso como un reclutamiento o intento de amontonar gente”, dijo Thomas M. Savini, director de la biblioteca en la GL de NY, en la calle 23 Oeste y Av. De las Américas, “pero creo que llegamos a un punto donde nos dimos cuenta que no decir nada no lo está haciendo ni un poco más fácil”.

También alcanzaron un punto donde no pudieron ignorar lo que otros estaban diciendo sobre ellos en “El código Da Vinci” y otros libros como “El libro del destino” de Brad Meltzer. “Lo que El Código nos dio fue una oportunidad de decir: esto es lo que somos”, dijo el Sr. Savini.

Lo que hay dentro de la sede de la Gran Logia de New York es una docena de salas ornamentadas donde unas 60 logias todavía se reúnen regularmente.

Esta docena de salas no tienen ventanas. Dirigiendo el camino dentro de una de ellas, el Gran Maestro, o líder de todos los masones del estado de New York, NEAL I. BIDNICK, dijo que el diseño no era diferente de cualquier otra logia en el mundo, con un altar y velas en el centro. Hacia un extremo están dos piezas de piedra, cada una del tamaño de un bloque de granito, una sin cortar, la otra trabajada.

“Tomamos un buen hombre y lo pulimos en sus bordes porosos,” dice el Sr. Bidnick. (Los masones no admiten mujeres).

En los pasillos de la Gran Logia, las paredes están cargadas de fotos enmarcadas de masones del pasado y el presente, principalmente del pasado: Hubert Humphrey, ex vicepresidente; y William Bratton, ex comisionado de policía, hoy jefe de policía de Los Ángeles.

Pero hay menos nombres en las listas de miembros de lo que alguna vez hubo: 54.000 en New York, muy bajo con respecto a los 346.413 de 1929. La membresía se elevó otra vez después de la Segunda Guerra Mundial, llegando a 307.323 en 1957 antes de empezar una larga caída.

Como lo explica Bidnick, los masones de New York, están involucrados fuertemente con el servicio comunitario, financiando investigaciones médicas y suministrando 29 mil banderas para cada salón de clase de los colegios públicos en la ciudad. Pero aún están las salas secretas donde los masones se reúnen.

“Por qué les traemos a una sala como ésta?” pregunta Bidnick. “Básicamente, todos nuestros rituales son educativos. Todas las cosas que muestran en TV tienen la idea equivocada”.

Describió un encuentro con una cronista del cable. “La mujer de CNN leyó unos pasajes sobre una soga y una capucha y preguntó: eso hacen ustedes?”, recordó. “No es eso”.

Oyó de las teorías conspiraticias. “Seguido nos preguntan por qué tenemos una G como símbolo”. “Vino alguien de CNN antes del “Código Da Vinci”. “Ella resaltó que sólo en inglés y en alemán Dios empieza con G. Pero la masonería es una institución educativa, por lo que G es de Geometría”.

Pero el número de masones ha ido disminuyendo progresivamente –cualesquiera sean sus secretos, aparentemente no tienen el que evita la muerte- y sus filas han estado enmagreciendo. Así es que los masones del estado de New York han seguido a otras sociedades masónicas de otros estados haciendo algo que alguna vez hubieran considerado herético: están activamente buscando nuevos miembros. Y en el proceso, una organización fraterna famosa por su reticencia que ahora pone énfasis en el servicio comunitario, ha levantado el velo secreto sólo un poco.

Los masones no están publicando las palabras secretas que sus miembros se supone deben decir en sus reuniones (aunque en estos días, simplemente mostrar una tarjeta al día es suficiente). Aunque los masones están otorgando giras públicas por la sede de la Gran Logia de New York.

Así, la gente puede ver el techo dorado, las paredes de mármol, las butacas a lo largo de los costados por columna y fila y, a cada extremo, las sillas como tronos para los masones de alto rango. Y en una sala de conferencias, en la habitación contigua, hay más oro, aunque es sólo pintura en una copia de la estatua de tamaño mayor que el real de George Washington.

La logia también contrató una firma de relaciones públicas para promover su 225 aniversario, que fue el mes pasado. Y los masones han promocionado anuncios en salas de cine y dan clases de un día para otorgar los primeros tres grados masónicos en una sola sesión. Hasta ese momento, los candidatos han pasado meses aprendiendo lo que necesitaban saber para elevarse de Aprendiz a Compañero y a Maestro.

“Todavía no estamos pensando en eso como un reclutamiento o intento de amontonar gente”, dijo Thomas M. Savini, director de la biblioteca en la GL de NY, en la calle 23 Oeste y Av. De las Américas, “pero creo que llegamos a un punto donde nos dimos cuenta que no decir nada no lo está haciendo ni un poco más fácil”.

También alcanzaron un punto donde no pudieron ignorar lo que otros estaban diciendo sobre ellos en “El código Da Vinci” y otros libros como “El libro del destino” de Brad Meltzer. “Lo que El Código nos dio fue una oportunidad de decir: esto es lo que somos”, dijo el Sr. Savini.

Lo que hay dentro de la sede de la GL de NY es una docena de salas ornamentadas donde unas 60 logias todavía se reúnen regularmente.

Esta docena de salas no tienen ventanas. Dirigiendo el camino dentro de una de ellas, el Gran Maestro, o líder de todos los masones del estado de NY, NEAL I. BIDNICK, dijo que el diseño no era diferente de cualquier otra logia en el mundo, con un altar y velas en el centro. Hacia un extremo están dos piezas de piedra, cada una del tamaño de un bloque de granito, una sin cortar, la otra trabajada.

“Tomamos un buen hombre y lo pulimos en sus bordes porosos,” dice el Sr. Bidnick. (Los masones no admiten mujeres).

En los pasillos de la GL, las paredes están cargadas de fotos enmarcadas de masones del pasado y el presente, principalmente del pasado: Hubert Humphrey, ex vicepresidente; y William Bratton, ex comisionado de policía, hoy jefe de policía de Los Ángeles.

Pero hay menos nombres en las listas de miembros de lo que alguna vez hubo: 54.000 en NY, muy bajo con respecto a los 346.413 de 1929. La membresía se elevó otra vez después de la Segunda Guerra Mundial, llegando a 307.323 en 1957 antes de empezar una larga caída.

Como lo explica Bidnick, los masones de NY están involucrados fuertemente con el servicio comunitario, financiando investigaciones médicas y suministrando 29 mil banderas para cada salón de clase de los colegios públicos en la ciudad. Pero aún están las salas secretas donde los masones se reúnen.

“Por qué les traemos a una sala como ésta?” pregunta Bidnick. “Básicamente, todos nuestros rituales son educativos. Todas las cosas que muestran en TV tienen la idea equivocada”.

Describió un encuentro con una cronista del cable. “La mujer de CNN leyó unos pasajes sobre una soga y una capucha y preguntó: eso hacen uds?”, recordó. “No es eso”.

Oyó de las teorías conspiraticias. “Seguido nos preguntan por qué tenemos una G como símbolo”. “Vino alguien de CNN antes del “Código Da Vinci”. “Ella resaltó que sólo en inglés y en alemán Dios empieza con G. Pero la masonería es una institución educativa, por lo que G es de Geometría”.

Y en una pared, está un panel cubierto de vidrio y metal con una G en una escuadra y un compás.

La geometría es una de las 7 artes liberales. Un masón que no pueda recordar las otras 6 sólo debe mirar arriba, están escritas en el techo: aritmética, retórica, lógica, gramática, música y astronomía. Las cuatro virtudes cardinales: grandeza de espíritu, prudencia, templanza y justicia; están también allí.

Y dice Bidnick que cuando los masones se refieren a Dios, hablan del Gran Arquitecto del Universo. Al escuchar a él y el Sr Savini decirlo, no hay nada teológico. Savini dice que la masonería no tiene dogma. “No dice a un hombre como interpretar el símbolo, lo cual deja abierto para que la gente de afuera lo malinterprete”.

Ellos no describen en detalle lo que pasa en la sala cuando los miembros están presentes en logia. Savini desdijo ciertos errores de concepto, como que hay tatuajes secretos, por ejemplo. “La masonería nada tiene que ver con tatuajes”, dijo, “no te hacen uno cuando te haces masón”.

Aún así, él tiene un tatuaje, aunque no masónico.

Y el Sr. Savini muestra que el ojo en el billete de dólar no es realmente un símbolo masónico. “Usamos el ojo, pero los oculistas también. Nos hace ver ridículos si decimos que hay un nexo de conexión masónica que en verdad no está ahí”.

Y en una pared, está un panel cubierto de vidrio y metal con una G en una escuadra y un compás.

La geometría es una de las 7 artes liberales. Un masón que no pueda recordar las otras 6 sólo debe mirar arriba, están escritas en el techo: aritmética, retórica, lógica, gramática, música y astronomía. Las cuatro virtudes cardinales: grandeza de espíritu, prudencia, templanza y justicia; están también allí.

Y dice Bidnick que cuando los masones se refieren a Dios, hablan del Gran Arquitecto del Universo. Al escuchar a él y el Sr Savini decirlo, no hay nada teológico. Savini dice que la masonería no tiene dogma. “No dice a un hombre como interpretar el símbolo, lo cual deja abierto para que la gente de afuera lo malinterprete”.

Ellos no describen en detalle lo que pasa en la sala cuando los miembros están presentes en logia. Savini desdijo ciertos errores de concepto, como que hay tatuajes secretos, por ejemplo. “La masonería nada tiene que ver con tatuajes”, dijo, “no te hacen uno cuando te haces masón”.

Aún así, él tiene un tatuaje, aunque no masónico.

Y el Sr. Savini muestra que el ojo en el billete de dólar no es realmente un símbolo masónico. “Usamos el ojo, pero los oculistas también. Nos hace ver ridículos si decimos que hay un nexo de conexión masónica que en verdad no está ahí”.

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