viernes, 30 de enero de 2015

MASONES EN LA LUNA 
(PASO AL O:. E:. DEL R:. H:. NEIL ARMSTRONG)

RR:. y QQ:. a raiz del paso al O:. E:. del R:. H:. NEIL ARMSTRONG, el dia de ayer , es bueno saber que tuvo trayectoria masonica y el proyecto lunar tambien, compartimos con vosotros este articulo publicado en el Portal Contacto Ovni de Sonora Mexico

Es incuestionable que, por medio, de sus diversos ritos, la francmasonería es la heredera de numerosas tradiciones que nos retrotraen al Egipto faraónico. Lo sorprendente es que algunos de sus miembros, estratégicamente situados en la NASA, han programado algunas misiones espaciales de acuerdo a conocimientos y simbolismos masónicos, es más, la mayoría de los viajes a la Luna fueron protagonizados por miembros de esta sociedad secreta.
El primer viaje del hombre a nuestro satélite natural fue protagonizado por una delegacóin de la masonería y, no sólo eso; el alunizaje del Apollo XI fue programado de acuerdo al calendario de Osiris, el dios más importante del panteón de los antiguos egipcios y figura emblemática del hermetismo que sirve de base a algunos ritos francomasónicos.
Es conocido que uno de los padres de la Jet Propulsión Laboratory (JPL), Jack Parsons, creador de los combustibles empleados en los cohetes espaciales, fue miembro de una logia de la OTO (Ordo Templi Orientis) en Pasadera y discípulo del mago Aleister Crowley.
El responsable de la NASA durante el programa espacial Apollo, C. Fred Kleinknect, es ahora Soberano Gran Inspector del Council of the Southern Jurisdiction y tiene el grado 33 que seria el grado mas alto otorgado por la masoneria.
Se dice que en la Casa del Templo, en Washington DC, hay una fotografía de Neil Armstrong sosteniendo su Delantal Masónico a la altura de la cintura. El primer hombre que pisó la Luna, sin embargo, jamás ha reconocido formar parte de la francomasonería. La confusión, seguramente, pueda estar motivada porque su padre, que tambien se llamó Neil, sí fue un activo masón.
Richard Hoagland lleva años al frente de una peculiar cruzada contra la administraci�n norteamericana. Pretende demostrar que su gobierno sabe que no estamos solos en el universo desde hace años y que posee evidencias contundentes de ello. No sólo por las visitas de OVNIs sino porque �en su opinión- tanto en la superficie lunar como en la marciana hay estructuras artificiales construidas por nuestros vecinos cósmicos a los que identifica como los instructores del hombre en tiempos remotos y, por tanto, dioses del pasado que quedaron inmortalizados en los ritos empleados por los francmasones.
Pues bien, este veterano consultor de la NASA, afirma que tras los proyectos espaciales se esconde algún grupo iniciático de corte masónico o iluminista que pretende retomar ese contacto. Sus sospechas se fundamentan en que muchos de los lanzamientos y aterrizajes del proyecto Apollo tienen lugar coincidiendo con significativos alineamientos con la constelación de Orión. Y son tantos que descarta que puedan ser atribuidos a la casualidad. El 20 de julio, sin ir más lejos, el día en que el módulo lunar descendió sobre la superficie de nuestro satélite, coincide curiosamente con el inicio del calendario egipcio. De ahí deduce que alguien, con notable influencia en el seno de la NASA venera al dios Osiris cuya expresión estelar es, precisamente, la constelación de Orión. Todavía hay más. Treinta y tres minutos después de alunizar (33 son los grados francomasónicos), Sirio se alineaba perfectamente con el horizonte lunar mientras era perfectamente visible Orión, a 19,5 grados de altura.
Los lugares de alunizaje de las misiones Apollo fueron seleccionadas por Eugenio Shoemaker y el geólogo Farouk Al Baz, este último, curiosamente, estuvo involucrado en una investigación arqueológica que pretend�a explorar el interior de la Gran Pirámide de Keops mediante técnicas de geo-radar. La Gran pirámide, como es sabido, presenta notables alineaciones estelares, algunas de las más significativas tienen lugar con Sirio y Orión. Para los masones, además, la pirámide es el receptáculo del Conocimiento de la Humanidad, escondido en 33 cámaras ocultas que todav�a no han sido halladas. Su representación simbólica figura, como es sabido, en el reverso del billete de dólar.
Por si fuera poco, le invito a echar un vistazo a los anagramas del programa espacial norteamericano y descubrir con asombro la presencia de símbolos de gran significado mágico-esotérico .
En efecto. Pocos han advertido que tras la estilizada A del proyecto Apollo se esconde, también, la constelación de Orión, trasunto del dios Osiris de la mitolog�a egipcia. El trazo horizontal de la A está formado por las estrellas Mintaka, Alinam y Alnitak, del mismo modo que las tres pirámides de la meseta de Gizá lo representan en la Tierra.
Se da la circunstancia que Osiris fue considerado por los antiguos egipcios una suerte de �educador� celestial. Según su mitología, descendió a la Tierra junto a Isis (Sirio) con la misión de ense�arles a vivir en ciudades, conocer la agricultura y desvelar los misterios del mundo de los muertos. Cabe preguntarse, entonces, �qué hace Orión en el emblema de una misión espacial? Pese a todo, la NASA dice que las estrellas del cinturón de Orión deben ser identificadas con los tres astronautas de la misión y no con ninguna otra conjetura.
Algunos han sugerido que para ganar poder sobre la Tierra, era necesario dominar la Luna. No sólo al dominio militar sino a tomar el dominio simbólico. Si alunizar era una cuestión mágica, alguien se lo tomó al pie de la letra.
El primer masón en caminar sobre la Luna fue Edwin Buzz Aldrin, en julio de 1969. A la sazón, pertenecía a la logia Montclair, de New Jersey aunque también ha formado parte de la logia Clear Lake, en Waco, Texas.
En sus memorias, Aldrin explica que su deseo era llevarse a la Luna el anillo masónico de su padre pero que no pudo hacerlo porque lo extravió. Menos conocido es que el astronauta transportó consigo otro objeto que hoy es motivo de culto por parte de los miembros de esta sociedad secreta. Escondida en el interior del traje espacial, Aldrin se llevó a la Luna una pequeña bandera del Supremo Consejo de la masonería norteamericana. En el centro había sido bordada un águila así como la escuadra y un compás entrelazados, los s�mbolos masónicos por excelencia. Una reproducción del estandarte es exhibido en la biblioteca-museo del Scottish Rite Temple de Washington DC. Algunos no dudan en afirmar que esta operación reclama simbólicamente la jurisdicción territorial masónica de la Luna para su logia.
No queda todo aquí. Treinta y tres minutos después de alunizar, cuando Sirio se hacía visible en el horizonte lunar, Aldrin llevó a cabo un ritual en la Luna. En la página 233 de su libro con titulo; Regreso a la Tierra, escribe que antes de comer nuestro snack, yo busqué en mi kit personal y saqué dos pequeños paquetes que habían sido preparados a petición mía. Uno contenía una pequeña cantidad de vino, y en el otro una hostia. Con ellos y un pequeño cáliz, tomé la comunión en la Luna, leyendo para mí una pequeña tarjeta en la que había escrito una parte del libro de Juan usado en la ceremonia tradicional de la comunión.
Resulta significativo que el primer acto del hombre en la Luna, antes incluso de colocar la bandera estadounidense, fuera la comunión.
Otros dos masones más caminaron por la Luna posteriormente. El primero fue Edgar D. Mitchell, el 5 de febrero de 1971, tras ser conducido hasta allí a bordo del Apollo XIV. Mitchell forma parte de la logia Artesia, de la ciudad del mismo nombre en Nuevo México. Unos meses después, el 26 de julio, James Irwin, integrante de la misión Apollo XV, se convirtió en el tercer yó ltimo masón que visitó nuestro satélite. Su nombre figura entre los miembros de la logia Tajon, en Colorado Springs.
Se da la circunstancia que ambos tienen relación con los OVNIs. Irwin por haberlos filmado desde el espacio y Mitchell porque ha denunciado la pol�tica de ocultación de su gobierno al respecto y, en la actualidad, lidera diversas iniciativas que pretenden romper el silencio de la administración.otro importante masón: John Glenn, seleccionado en 1959 para formar parte de la tripulación del programa Mercury. Glenn describió la primera órbita alrededor de la Tierra en 1962. Entonces todavía no era miembro de la logia Concorden, en New Concord (Ohio) pero se da la circunstancia que, 36 años después, Glenn volvió al espacio formando parte del Discovery.
La lista de astronautas masones (por lo menos, publicamente masones)la cierra, hasta el momento, Paul J. Weitz, tripulante del Skylab 2 que forma parte activa de la logia Lawrence, en Eire, Pennsilvania.
Pequeños grandes detalles que confirman una vez más que todo gira en torno a un dios, un creador, inclusive hasta en los niveles gubernamentales y científicos.

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