El Apocalypsis y sus Tres Jinetes
por Azael Vigil
historia fantastica.
Finalmente, los tres pilares religiosos del mundo decidieron reunirse en las afueras de Jericó para tratar de resolver sus diferencias en cuanto a la concepción de Dios de cada uno. La discusión bordaba en gritos, acusaciones, conspiraciones, escupidas y golpes.
El judío Jacobo proclamaba que Dios era hebreo y que Yahvé escogió a Israel para ser su pueblo. Jacobo decía que también les dio la Tierra Prometida y, que lo único sagrado es lo establecido en La Torá, el antiguo testamento de la Biblia Cristiana. Jacobo gritaba a los cuatro desiertos con metralleta en mano que Yahvé hizo una alianza con Abraham la cual garantizaba la soberanía y supremacía judía sobre los demás seres que habitan la tierra. Ya dios había hablado y que no había nada más que agregar. Ellos los hijos legitimos y los demas perfectos bastardos.
El musulmán Mustafá decía que la forma de vida que se muestra en el Corán, las enseñanzas de Mahoma es la verdadera forma de ganarse el Paraíso. Vociferaba, con espada en mano y dinamita en cintura, que el profeta Mahoma fue el último mensajero de su Dios Alá. Entonces, había que seguir los 5 pilares: El Credo, un solo Dios y su nombre es Alá; 5 Oraciones Diarias, a distinta hora del día; Limosna, sostener a los viejos de la comunidad; Ayuno, a manera de rito y Peregrinar a La Meca, al menos una vez en la vida. Proclamaba al Islam como la única y verdadera religión, las demás eran Infieles, hipocritas.
El Cristiano Pedro escuchaba con la paciencia de los zopilotes que volaban sobre la cabeza de Jesús en Gólgota. Se sirvió una copa honda de vino y eructó lo siguiente, no sin antes hacerse una cruz en el pecho: Jesús es el único hijo de Dios. Cristo es el mesías por excelencia, quien con su muerte abrió el ingreso al Paraíso a todo aquel que siga sus pasos sin importar el linaje. Además, Pedro seguía argumentando, ya todo está escrito en la Biblia, el resto no son más que pecadores. Si no me quieren creer, les pego un tiro en medio de los ojos. Ya saben que se puede matar en defensa propia.
Mientras la plática se volvía más candente y ninguno de los participantes daba su brazo a torcer, un niño malnutrido con los ojos hundidos de desfallecimiento, desnudo y descalzo pasaba frente al establecimiento donde la discusión tomaba lugar. Les pidió ayuda y los tres lo ignoraron completamente, amenazándolo con miradas de desprecio y desdén. Luego pasó un grupo de ancianas judías, musulmanas y cristianas en peregrinación rumbo a Jerusalén en busca de paz y de sus maridos desaparecidos en la dicha guerra santa. Los tres líderes religiosos se miraron uno a otro y, sin escatimar insultos comenzaron a culparse entre ellos, acusando a sus dioses de todas las calamidades del planeta. La trifulca comenzó y cada uno sacó su arma. Al final, tres cuerpos inertes boca arriba con los ojos abiertos, daban testimonio de lo que los seres humanos son capaces cuando el fanatismo y el hambre de Poder se hacen aliados para explotar la ignorancia del prójimo.
Cuando los tres, Jacobo, Mustafá y Pedro arriban al Cielo, todavía discutiendo como locos, se quedan estupefactos al ver quien los recibe. Satanás, con una leve sonrisa picara les comunica: "Bienvenidos hijos míos, mi casa es su casa."
Los tres, aturdidos por la escena del momento preguntaron: -¿Dónde está Yahvé? Dijo Jacobo.- -¿Dónde está Dios? Dijo Pedro- ¿Dónde está Alá? Dijo Mustafá.-
De manos cruzadas, mirando las llamas del infierno arder, Satanás sorprendido les responde: -¿Quién? ¿De qué carajos hablan ustedes? Nunca he oido esos nombres.
Después de un corto silencio, el ángel caído reacciona y les dice: "Seguro hablan del Creador Universal. ¿No lo vieron allá por la tierra, desnudo y descalzo? Lo seguían un grupo de ancianas.
Al corto rato, solo se escuchaba un crujir de dientes en las calderas del infierno
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