sábado, 2 de junio de 2012


YO ADMIRO
por Azael Vigil

Yo admiro a todos esos seres que van por la vida serenos,
no felices pero alegres, abriendo el sendero con su luz,
derribando puertas con sus índoles, precedencias y discrepancias.
Quebrando yugos, burlando búhos con verbo de fuego.
Actuando y creando, cantando y evolucionando, siempre andando.
Yo admiro al Che, a Tomas Jefferson y Simon Bolívar
a Charles Chaplin a Jesucristo y a Cantinflas.
A Ortega y Gazzet, Emerson, Whitman y Neruda.
A mi tío Pepe Claros con sus fábulas sabias y placenteras,
el rugir de los volcanes y el golpe playero del océano.
Yo admiro a mi cotorra por ser poliglota y vidente.
A mi perro Capullo que no me abandona a pesar de estar perdido,
y no me reprocha por ser como soy: un poeta soñador.
Yo admiro al Aire por ser libre y juguetón y, a la oscuridad
por ser cómplice de la alborada: nido de pasiones sin frenos.
A Dios por su ausencia brillante y su eterno silencio dicho
con palabras muertas que adornan libros sin nombres.
A la Luna por guiñar un ojo cada vez que hago el amor
por las noches y al Sol por ruborizarse con mis elegías.
Yo admiro a todos esos seres que van y han ido por la vida,
no de espectadores sino de arquitectos de su propio sendero.
Que no esperan nada a cambio, tan solo apuntarse en los renglones torcidos
de la historia y robarle un poco de fuego a la eternidad.
Yo admiro la amistad y el amor, la vida, el arte y la
música, pero mas que nada...
yo admiro este prodigio que somos... tu y yo.


BUSCANDO TU LUZ

por Azael vigil

Desde la atalaya de mis emociones en vuelo
Mi espíritu lacerado, urdimbre hostil
Busco el opulento tesoro de tu tersura de moaré
En mi Orfeo intento, los resabios mas lóbregos
Abatanar isócrono, sacuden mi palpitar.

La fogosidad de la hora gorgoritea en mi pecho
Como tórtola que turbe la uniformidad del silencio
El duro golpeteo de la vida
Fiebre de cavilaciones, belicosa diana matinal
Triángulos, rombos, cuadriláteros y pentágonas
Y tú, con tu presencia en cruz, limitada ante mis ojos.

Ven a mí, con tu aurora metálica y vibrante
Asómate en mis visiones con tu cenicienta voz
Con tu suave rosicler.
Llena mi corazón de júbilo y añade a mis versos
La armonía de arpa de tu cuerpo al caminar.

Aminora los melifluos acordes de mi pensar y mi sentir
Libérame de esta penuria, este vulturno de plomo y ser
Palpa en el lienzo de mi piel tu suprema delectación
Antimonio protector, soplo celestino
¿Donde estás? Te busco y me esquivas.
Te tengo y no te tengo.

Termina de llegar con tu susurro glutinoso
Y el nácar perfecto de tu lira
Así acampar esta tempestad, esta íngrima vida
Venerando el pedestal de tu silueta en guarda.

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