HERRAMIENTAS y TEXTOS SIMBOLICOS
Por Q:. H:. JOHN DEYME DE VILLEDIEU O:.E:.
De entre los símbolos que ha recogido la Franc-Masonería a lo largo del tiempo, los de la Logia de Aprendiz revisten sin duda una importancia particular, aunque tan solo fuera por el hecho de que son los primeros en llamar la atención del nuevo Masón. Por otro lado, dichos símbolos son relativamente numerosos y un libro no sería suficiente para agotar todas sus significaciones, ya que éstas, hablando con propiedad, son inagotables. En cuanto a la importancia que conviene atribuir a esos símbolos, ésta no sólo viene dada porque sean los primeros en imprimirse en la sensibilidad del Aprendiz nuevamente "creado", "constituido" y "recibido", sino también porque muchos de esos símbolos, que remontan a los orígenes del arte arquitectónico, desbordándolo incluso, han sido conocidos por muchas civilizaciones y conllevan un valor y un sentido verdaderamente universales. Sin embargo, antes de ir más lejos, no estaría de más recordar lo que es un símbolo, o al menos lo que no es y con lo que no habría que confundirlo, especialmente en una organización que se pretende auténticamente iniciática y tradicional. Alguien ha dicho que el símbolo es una herramienta y, tratándose de la Franc-masonería, esta definición nos parece totalmente adecuada. Ahora bien, ¿cómo utilizar esas herramientas si se ignora lo que representan y el papel que desempeñan en el ritual? Hemos oído incluso a Maestros masones decretar que la Masonería trata de otra cosa, y que es inútil estudiar el simbolismo 1, pudiendo cada cual decir lo que quiera de un símbolo, ya que no se trata sino de una apreciación personal 2... Estas son palabras que se escuchan en los medios profanos, pero que sorprenden en una organización iniciática digna de ese nombre. ¿Se ignora acaso que no existiría Francmasonería sin ritos, ni ritos sin símbolos, y que el símbolo no significa cualquier cosa, aunque ciertamente él pueda expresar muchas cosas? ¿Qué razón de ser podría tener un rito donde cada uno de los participantes interpretara los símbolos según su capricho? Para los Masones que se apartan del conocimiento tradicional de estos símbolos, ¿qué representa el rito que practican? Para ellos, dicho rito, ¿no queda reducido a un simulacro, a una verdadera parodia?
No hay que dejar de recordar, de tanto en tanto, el papel indispensable del símbolo en el ámbito iniciático. Es indudable que el símbolo es siempre inferior a aquello que simboliza, pero en sus límites mismos, materiales como los de nuestro mundo, él es un auxiliar casi obligatorio para quien desee progresar en la búsqueda que ha emprendido. Haciendo camino, el que camina constatará además que los símbolos, por simples que se presenten a veces en su forma, contienen significaciones cuya riqueza aumenta en razón misma de los grados de conocimiento, lenta o rápidamente adquiridos. Es posible que algunos piensen que todo lo que decimos sobre la significación y el valor del rito resultan aquí superfluos: a lo mejor es porque tienen más "suerte" que nosotros en sus encuentros masónicos o tradicionales, tanto mejor para ellos, pero nuestra experiencia personal, y hasta hace bien poco, desafortunadamente nos ha enseñado que existen principios que conviene volver a recordar constantemente, aunque tan solo fuera por el deber de transmitir aquello que se ha recibido. Incluso si la gran mayoría de los "interesados" se desentienden totalmente, existen verdades sobre las cuales hay que volver una y otra vez. Es posible que los símbolos conmuevan algún
día a cualquier desprevenido, pero en todo caso siempre servirán para que los que están verdaderamente interesados mantengan una vigilancia hoy en día cada vez más necesaria. El mismo Simón Pedro no temía repetirse. "Pondré esmero, decía en su Segunda Epístola, en recordaros estas cosas, aunque las sepáis y estéis afirmados en la verdad presente. Y tomaré como un deber (...) manteneros despiertos gracias a estas advertencias".
Quien por sus lecturas haya conocido un poco lo que es la Franc-masonería y la escoja finalmente para recibir la luz que ella promete y él busca, nunca dejará de estar atento durante su iniciación cada vez que se aluda a dicha luz, y particularmente, sin duda, cuando tenga que prestar juramento sobre estos tres objetos que son el Volumen de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra, los cuales son designados precisamente como las "Tres Grandes Luces" de la Orden que lo acoge. Que a partir de ese momento se le revele o no el simbolismo, su legítima curiosidad le permitirá ir descubriendo poco a poco muchas significaciones. A fin de explicar lo que son las "Tres Grandes Luces", el texto de un ritual da la respuesta siguiente: "La Biblia para dirigir y gobernar nuestra fe, la Escuadra para regular sobre ella nuestras acciones, el Compás para trazar los límites que no debemos transgredir con respecto a ningún hombre, y más particularmente con respecto a ningún Hermano" 3. Es difícil que en tan pocas palabras se pueda rebajar tanto la significación de símbolos tan ricos y de una implicación tan universal. Sin duda se podría intentar, forzando el texto, deducir algunas indicaciones más amplias y más sólidas, pero esto sería una tarea demasiado larga, improbable, y a fin de cuentas nosotros no percibimos en todo esto más que un vago perfume de religiosidad bastante estrecha y lamentablemente moralizante. Ciertamente nada habría de malo en interpretar en un sentido auténticamente moral, y poco elevado, símbolos cuyo valor expresivo sobrepasa con mucho este punto de vista restringido, pero lo interesante sería hacerlo de una manera clara escogiendo elementos cuya transposición no sea prácticamente imposible, sobre todo en las "instrucciones" masónicas, en las cuales se trata precisamente de trascender la enseñanza exotérica para beneficio de algunos espíritus y en la medida de su exigencia.
Por nuestra parte intentaremos recordar algunos de los aspectos más conocidos de estos símbolos que son el Libro, el Compás y la Escuadra, sin olvidar nunca un dato elemental pero importante: en la intención masónica manifestada aquí, y que debería ser portadora de un sentido preciso, los símbolos de que hablamos constituyen un ternario, y por tanto conviene interpretarlos sobre todo a partir de sus relaciones mutuas, que son las que les da la cohesión, y por tanto la unidad. El Volumen de la Ley Sagrada, nos dice la Convención de Luxemburgo, debería ser un libro cuya "Santidad" fuera aceptada por todos. Se cita, como ejemplos de tal libro, la Biblia, el Corán, el Vêda y los textos de algunas otras tradiciones 4. Ahora bien, estos libros sagrados no son sino la expresión del Verbo divino en lenguaje humano, lenguaje apropiado, en cada caso particular, a la naturaleza y disposiciones del pueblo al cual se dirije. Pero en otros medios tradicionales se cita algunas veces un Libro que es la pura emanación de la Sabiduría divina, un Libro hecho no de materia sino de luz espiritual. Por ejemplo, las tradiciones hebraica, islámica y hindú son bastante explícitas a este respecto. Existe por tanto una Thorah preexistencia, original, que es la "sophia" de la Divinidad, en el seno de la cual ella vive su vida secreta.
Esta Thorah divina se distingue entonces de la Thorahescrita, o Pentateuco, y de la Thorah oral que es el comentario de esta última. El Corán y el Vêda son igualmente reconocidos, cada uno en su tradición propia, como la cristalización terrestre de un arquetipo divino, y por tanto sagrado 5. Por todo ello si los libros particulares de las diversas tradiciones representan el Volumen de la Ley Sagrada, éste, gracias al carácter universal que le confiere su apelación, es el símbolo más legítimo del Verbo cuyo Mensaje se expresa tanto en lo que ha sido designado como el Libro del Mundo como el Libro de Vida, que es el modelo de todos los Libros sagrados 6. El Libro, según Michel Vâlsan, es también un símbolo del Hombre Universal, representando entonces las páginas los diversos grados del Conocimiento 7. Pero se trata, bajo una expresión diferente, de repetir la misma verdad. ¿No es el Hombre Universal idéntico al Verbo 8, y no es también, según el Islam, el prototipo único donde se resume la creación una, "donde se reflejan todas la Cualidades o "relaciones" (nisah) divinas sin confusión ni separación", y que, "desde el punto de vista relativo", se polariza en el Universo múltiple? 9 No podemos insistir aquí sobre el simbolismo del Libro a causa misma de su riqueza y su extensión. En este sentido, el Libro ha sido adoptado a veces para designar el Universo, tal cual la expresión "Liber Mundi" muestra con evidencia.
Pero el Mundo, obra de Dios, es también la "sede" y el "espejo". Y este es el motivo de que el Libro, además de ser el soporte y el mensaje del Verbo divino, sea finalmente también su símbolo. Lo que a veces puede molestar en los textos y sus comentarios es que el Libro, según el grado al que se aplica, puede representar ya sea el Verbo en su esencia, ya su Palabra, ya el Universo en tanto que resultado de su condensación. Hay que añadir igualmente que cuando se remonta hacia el Origen las distinciones se difuminan. Así pues, en la tradición hebrea se contempla a la Thorah como tejida con el Nombre de Dios. De hecho, Dios mismo es la Thorah, porque la Thorah, El y su Nombre se confunden 10. En el Islam, la Madre del Libro (umm al-Kitâb), arquetipo eterno del Libro revelado 11, está, se dice, cerca de Dios 12. Y Juan Evangelista va todavía más lejos. "En el principio, dice, era el Verbo, y el Verbo estaba cerca de Dios, y el Verbo era Dios".
Al igual que al principio Dios crea el Cielo y la Tierra, así también en la Logia masónica, y como una señal de la apertura de los "trabajos", el Volumen de la Ley Sagrada parece liberar de entre sus páginas a la pareja formada por el Compás y la Escuadra. Estos dos instrumentos, presentes también en numerosas tradiciones, asumen, gracias a su encuentro, algunos valores particularmente significativos que permiten presentir el misterio. Al igual que en todo simbolismo donde intervienen dos términos complementarios, estos valores toman una apariencia contradictoria, cuando en realidad ellos están hechos para unirse. Se lo constata ya a través de las implicaciones geométricas, de donde, por otra parte, se pasa fácilmente a las de la cosmología. Con el fin de cumplir su papel, el Compás ha de ser móvil. Como la Esfera y el Círculo, como el Cielo, el Compás posee un carácter dinámico, activo. La Escuadra, cuando se la utiliza, debe estar fija. Como el Cubo y el Cuadrado, como la Tierra, modelos de estabilidad, la Escuadra posee un carácter estático, pasivo, receptivo. El primer instrumento se mantiene verticalmente con respecto al plano donde se aplica, el segundo, horizontalmente. El uno es pues masculino y el otro femenino, o, para utilizar expresiones taoístas de alcance más universal, el uno es yang y el otro yin.
Nada sorprendente entonces que se recubran mutuamente, se entrecrucen y se entrelacen de acuerdo con los Grados o con los Ritos. Extendámonos un poco ahora sobre el simbolismo del Compás. Este término viene del verbo "acompasar", que significa "medir". Se trata, antes de nada, de un instrumento de medida. En el Compañerazgo se le denomina la "Herramienta del Señor", lo cual es una imagen de las más justas. Por otra parte existe un grabado de William Blake que representa, sobre un fondo celeste, al "Anciano de los Días" en el momento de trazar "el primer círculo de la Tierra" 13, y resulta difícil no identificarlo con lo que la Masonería designa como el Gran Arquitecto del Universo. Se puede observar, en lo que parece ser una esfera luminosa, a un hombre de apariencia anciana inclinado con un compás abierto en la mano para medir o trazar alguna cosa que no es visible en el grabado. Se trata, pensamos, del Ser universal: éste, a partir del Orbe solar que lo simboliza, obliga a la Actividad celeste a medir, en la Receptividad terrestre, la parte susceptible de responderle. Para la obra cósmica de que se trata no se podía escoger mejor instrumento simbólico que el Compás, puesto que, como se dice, él permite realizar todas las operaciones. Es la Herramienta de la Sabiduría divina tomando las medidas del Mundo. Si dibuja un círculo, es, como se dijo más arriba, "para trazar los límites" que no se deben "transgredir", pero estos límites son de orden moral sólo en una acepción muy restringida, y aquí conviene extender considerablemente la significación observando los límites gigantescos de las posibilidades terrestres que el Acto divino, tras haberlos señalado, no podría franquear sin sobrepasar las rigurosas ordenanzas de sus propios designios. En fin, son las curvas trazadas por el Compás las que lo convierten en símbolo del Cielo, cuya imagen conocida es el Círculo o la Esfera, y si el Compás circunscribe áreas es porque en primer lugar las determina, como el Cielo determina de antemano, dentro de su campo limitado, la evolución y el acontecer cronológico de la Tierra.
En lo que respecta a la Escuadra, el ritual nos proporciona todavía indicaciones muy interesantes. Como en todo lo que antecede, hemos querido verificarlas a la luz de los comentarios específicamente masónicos. Pero lo que hemos encontrado era muy aproximativo, incluso nebuloso, de ahí nuestra relativa perplejidad cuando no hallamos, entre tantas opiniones autorizadas, ninguna clara confirmación sobre aquello que parecería a todas luces evidente 14. Hemos visto asociar la Escuadra a la equidad, a la justicia, a la rectitud, al equilibrio, e incluso, no faltaba más, a la tolerancia. Ahora bien, esto no son más que alineamientos de palabras, sin pretensión alguna de relacionarlas con la coherencia propia de la inteligencia del ritual 15. De todo esto, repetimos, no sacamos más que una impresión moralizadora sin mayor importancia. En otro registro se nos enseña que la Escuadra sirve para trazar rectas perpendiculares así como cuadrados. ¿Se trata de algo que se nos dice de pasada? No estamos seguros. Es indudable que si el Cuadrado simboliza la Tierra podría pensarse que la Escuadra es también el símbolo de ésta. ¿Pero por qué entonces algunos Masones rechazan afirmarlo con claridad? 16. Nos parece que no sería muy difícil poner un poco de orden en este caos.
Digamos, en primer lugar, que según René Guénon existe en la Masonería más de una manera de comprender la Escuadra. Por ejemplo, ella aparece en el collar del Venerable Maestro de la Logia, y, "debido a que está formada por dos brazos rectangulares, se la puede considerar como la reunión de la horizontal y la vertical, que, en uno de sus sentidos, corresponden respectivamente (...) a la Tierra y al Cielo" 17. Este aspecto no concierne a nuestro estudio y no podemos detenernos en él, pero es útil señalarlo de pasada, para distinguirlo netamente del que nos interesa aquí: aquel en que, como hemos visto, la Escuadra se asocia al Compás en una relación de perfecta complementariedad 18. Así pues, sabiendo ya que el Compás designa el Cielo, no resulta muy difícil admitir que la Escuadra designe a su vez la Tierra. Por otro lado, como es muy frecuente, la etimología viene a confirmar lo que nos sugiere el simbolismo. Los términos "escuadra" y "cuadrado" pertenecen a una misma familia lingüística cuya significación general es la de "cuaternario" 19. Por lo tanto, puesto que el Cuadrado designa a la Tierra, nada hay de sorprendente en que la Tierra sea igualmente simbolizada por la Escuadra. Tal es el caso en otras tradiciones, como por ejemplo la extremo oriental, en donde la Escuadra y el Compás son los símbolos respectivos de la Tierra y el Cielo 20.
Para concluir estas consideraciones sobre la Escuadra y el Compás, sería interesante observar que estos dos "útiles" masónicos, en sus entrecruzamientos, delimitan siempre entre sí un "cuadrilátero". A este respecto, toda la Manifestación, sellada por el "Cuaternario", se encuentra comprendida entre la Tierra y el Cielo 21. ¿No vuelve esto a confirmar, por si aún fuera necesario, la legitimidad de las diversas consideraciones anteriores? En perfecta conformidad con lo que sabemos del simbolismo constructivo, en el contexto masónico la Escuadra y el Compás parecen corresponder perfectamente con esos dos principios fundamentales que en el dominio cosmológico representan la Tierra y el Cielo, y que son designados con frecuencia como los dos Polos de nuestro Mundo manifestado.
Pensamos que lo dicho hasta aquí permite establecer algunos puntos esenciales. El Volumen de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra representan, en el Oriente de la Logia, un ternario que hemos interpretado en el sentido de un primer principio del que derivan dos términos complementarios 22. Si nos situamos en el punto de vista metafísico, o más exactamente ontológico, que es el que nos parece el único admisible en el caso presente, se trata del Ser universal cuya polarización tiene por resultado la Esencia y la Substancia, Polos respectivamente activo y pasivo de la Manifestación, aunque ellos mismos no están manifestados 23. Tal interpretación procede del hecho de que se trata no solamente de un grupo que una intención ritual ha constituido deliberadamente bajo la apelación de "Tres Grandes Luces" 24, sino de tres elementos colocados en el instante mismo de abrirse la Logia, constituyendo ésta una imagen del cosmos y un "lugar esclarecido", como la Manifestación universal es luz con respecto a las tinieblas de lo No manifestado.
Las "Tres Grandes Luces" designan todavía otro ternario que no nos parece que conlleve aplicación alguna en la apertura de la Logia tal y como la consideramos en este momento, pero que creemos que no es posible pasar por alto: en efecto, conviene señalar netamente la diferencia que lo separa del ternario del que venimos hablando. Se dice que las "Tres Grandes Luces" estaban representadas antiguamente, sobre todo en la Masonería inglesa 25, por el Sol, la Luna y el Maestro de la Logia. Este ternario, por su forma misma, difiere algo de aquel al que nos hemos referido anteriormente: posee un carácter menos universal, encontrándosele a veces designado como las "Tres Pequeñas Luces" 26. Al contrario del que hemos estudiado, él se encuentra formado "por dos términos complementarios y por su producto o resultante" 27. Así, en la Gran Tríada extremo-oriental, el Cielo y la Tierra tienen por resultante el Hombre que, una vez establecido en el Invariable Medio, desempeña entre ambos el papel de mediador 28. Al igual que el Cielo y la Tierra, "el sol y la luna, en casi todas las tradiciones, simbolizan también respectivamente el principio masculino y el principio femenino de la manifestación universal" 29. El Maestro de la Logia mora entre el Sol y la Luna porque, teóricamente al menos, ha sabido realizar el equilibrio de estos dos principios o, lo que es igual, armonizar en sí mismo el yang y el yin. Esta posición corresponde a aquella que en el Taoísmo ocupa el Hombre Verdadero: su residencia en el Invariable Medio lo convierte en el mediador de su estado particular de existencia. Sin embargo, existe una gran diferencia entre un Venerable ordinario y aquello que, hablando con propiedad, representa un Hombre Verdadero, y más aún todavía un Hombre Trascendente, que es el Mediador de todos los estados de existencia y que en el Islam se corresponde con el Hombre Universal, citado más arriba.
En lo que se refiere a las "Tres Grandes Luces", se entenderá entonces porque hemos escogido hablar más bien del Volumen de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra 30: no sólo su situación en el Oriente de la Logia masónica evoca implícitamente el nacimiento del Día, sino que su colocación tiene lugar durante la apertura de los "trabajos", y en la Logia, siendo una imagen bien conocida del cosmos, los "trabajos" que se desarrollan dentro de ella aparecen a este respecto evidentemente como los que acompasan la actividad de la Existencia universal. Por todo ello se entiende sin dificultad que el Volumen de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra se encuentren dispuestos por el ritual de tal forma que dejen entender claramente que ellos representan, como por otro lado lo justifica su propio nivel simbólico, los tres principios radiantes cuyo desplegamiento es también el de la Manifestación entera 31.
Traducción: F. Ariza
NOTAS
* Este artículo ha sido publicado anteriormente en la revista "Vers la Tradition" de junio y septiembre de 1994. El H\ Villedieu pasó al Oriente Eterno en Noviembre de 2007. Desde aquí nuestro más reconocido homenaje a dicho H\ y a su labor en pos de la difusión del Simbolismo Masónico y de la Tradición Unánime, realizada siempre bajo la guía intelectual de René Guénon. Ha sido también colaborador de la revista SYMBOLOS, donde ha publicado especialmente diversos estudios sobre el simbolismo cíclico.
1 El Venerable de una Respetable Logia nos declaró en cierta ocasión que el simbolismo no le interesaba nada. Pertenecía a una Obediencia cuya "regularidad" estaba reconocida por la Gran Logia Unida de Inglaterra.
2 Esto recuerda la libre interpretación de las Escrituras reivindicada en el siglo XVI.
3 Extraído de un ritual dado por The Three Distinct knocks, 1760, y citado por Jean-Pierre Bayard (Le Symbolisme Maçonnique Traditionnel, p. 202).
4 J.P. Bayard (ibid., p. 205).
5 "La idea del 'Evangelio Eterno' muestra también que esta misma concepción no era totalmente extraña al cristianismo" (R. Guénon: Le symbolisme de la Croix, p. 87, nota).
6 R. Guénon: Symboles Fondamentaux..., p. 72, nota 1).
7 "Etudes Traditionnelles", 1974, p. 247, nota.
8 R. Guénon: Le symbolisme de la Croix, p. 147, nota.
9 Titus Burckhardt: Introduction aux doctrines ésotériques de l'Islam, p. 103-104.
10 Gershom G. Scholem: La Kabbale et sa symbolisme, p. 55-57.
11 'Abd al-Karîm al-Jîlî: De l'Homme Universel, p. 97.
12 Martin Lings: Un saint musulman du vingtième siècle, p. 186.
13 Kathleen Raine: William Blake, p. 20 (Longmans, Green & Co).
14 De hecho, hay que reconocer que: en toda la jerarquía masónica, los Hermanos, en su inmensa mayoría, se desinteresan por los símbolos que están ante sus ojos. Sin duda que hemos visto algunas excepciones, pero estas claman en el desierto, e incluso tuvimos ocasión de ver a uno, en el transcurso de una "tenida blanca", recibir groseras burlas delante de profanos por gente de su propia Logia, en el momento que estaba dando algunos ejemplos muy interesantes sobre el simbolismo de la Cábala.
15 Desde luego, aparte de los Masones que declaran sin ambages que el simbolismo no les interesa, existen otros, más numerosos, que se refugian detrás del "secreto masónico", maniobra puramente dilatoria evidentemente, porque no es intentando aproximarse al sentido del símbolo como se traiciona el "secreto masónico". Por otro lado, habría mucho que decir acerca del "secreto".
16 "Muchos comentadores, escribe J.P. Bayard, han admitido que el compás y el círculo representan el cielo (...), ¿pero la escuadra evoca realmente la tierra? (...) Sin duda estamos ante el simbolismo medieval, pero el pensamiento espiritual de los constructores ha desaparecido hace mucho tiempo". Y el autor concluye sorprendentemente: "esta herencia simbólica, aunque haya decaído, nos asombra hoy en día" (Le Symbolisme Maçonnique Traditionnel, p. 343).
17 R. Guénon: La Grande Triada, p. 133.
18 Estos dos aspectos conllevan significaciones que, de una a otra, varían en extensión o en intensidad según los grados a los cuales se refieran. Sería necesario entonces distribuir juiciosamente, de una y otra parte, todos los epítetos que son pertinentes atribuir a la Escuadra.
19 A esta misma familia se vincula el inglés square, que designa por igual la escuadra y el cuadrado. Todas estas palabras se remontan al indoeuropeo kwtwr.
20 Hay gran interés por saber lo que dice el simbolismo de las tradiciones "extranjeras". Como hacía notar R. Guénon, existen muy pocos símbolos que sean exclusivamente masónicos, lo que hace posible la comprensión de las diversas tradiciones. Esto no impide que un "Soberano Gran Inspector General de la Orden" nos dijera un día con una ingenua seguridad: "¡Que nos va a dar el Oriente, si ya poseemos nuestra propia tradición!".
21 Recordaremos que en la tradición china, el Cielo y la Tierra también engloban lo que se considera como su producto común, denominado "los Diez mil seres". En este sentido el número Diez ocupa aquí el mismo lugar que la Manifestación o el Cuaternario de que estamos hablando. ¿No sería este el signo de que, en una u otra tradición, el Denario y el Cuaternario están directamente relacionados, no siendo aquel sino un desarrollo de éste?
22 R. Guénon: La Grande Triade, p. 23.
23 Estos son designados como Purusha y Prakriti en la tradición hindú, y como Tien y Ti, es decir el Cielo y la Tierra, en la tradición extremo-oriental.
24 Separadamente, cada uno de estos tres símbolos sería susceptible de otras interpretaciones, tal y como lo hemos constatado en algunos casos.
25 De 1717 a 1727 (J.P. Bayard: Le Symbolisme Maçonnique Traditionnel, p. 205).
26 Daniel Ligou: Dictionnaire universel de la Franc-Maçonnerie, p. 780.
27 R. Guénon: La Grande Triade, p. 24.
28 Ibid., p. 31, y Le Symbolisme de la Croix, p. 144-145.
29 R. Guénon: Le Symbolisme de la Croix, p. 86.
30 No hemos tenido en cuenta el encendido de las "Tres Pequeñas Luces" que precede hoy en día la abertura del Volumen de la Ley Sagrada. "Es posible que haya sido el Rito Escocés Rectificado el que introdujera este nuevo ritual". Y J.P. Bayard precede esta nota de una interesante observación. "Antiguamente, escribe, el encendido de las columnas Sabiduría, Fuerza, Belleza, se ejecutaban (sic) en el silencio y de una sola vez, y también antes de la apertura de los trabajos" (Le Symbolisme Maçonnique Traditionnel, p. 195). Pero incluso aquí, los datos son insuficientes para emitir una opinión verosímil. Es posible que algún otro ternario hiciera la competencia al que hemos abordado en este estudio; sin embargo no hemos recogido, a este respecto, nada de particularmente significativo. Que nosotros sepamos Pierre Dangle es el único en otorgarle un lugar importante en el ritual de su Logia: "Las tres 'grandes luces' de la Francmasonería iniciática, afirma, son la Regla, la Escuadra y el Compás. Decimos bien 'la Regla' y no cualquier 'volumen de la ley sagrada' como obligan algunas obediencias". En esa Logia es sobre dicho ternario que se presta juramento (Loge Souveraine ou Loges esclaves, p. 59-60) Ed, Le Rocher, 1986).
31 A lo largo de estos desarrollos hemos hecho algunas observaciones desalentadoras sobre el lugar que ocupa el Simbolismo en los medios masónicos. Desalentadoras, pero no exageradas. Por otro lado, sobre esta cuestión, he aquí lo que se pensaba en la Ars Quatuor Coronatorum, que reúne los "trabajos de la Loge Quatuor Coronati", en 1973. "El simbolismo, nos dice el M.R.H. y Dr. Ross Hepburn, es un asunto cuya discusión es difícil por diversas razones: 1. La interpretación de los símbolos es, en una amplia medida, una cuestión de opinión personal, y el tema ha sido abusivamente explotado por escritores imaginativos y originales de toda especie. 2. Es, en gran parte, un asunto abstracto [se podría traducir también 'abstruso', como el idioma inglés nos autoriza] si se lo compara con los datos precisos de la Historia masónica. 3. Es un asunto que parece engendrar una emoción considerable, particularmente en aquellos que otorgan validez a las interpretaciones místicas, y en esos otros cuyo entusiasmo sobrepasa su conocimiento de la Francmasonería. 4. No se trata de una ciencia exacta" (p. 278). Estas líneas, publicadas por la célebre Logia de Búsquedas de la Gran Logia Unida de Inglaterra, modelo de "regularidad" iniciática, parecen haber dado el tono en el mundo entero.
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