martes, 22 de enero de 2013
la dinámica del pensamiento .
Se trata de un método de actuar conscientemente con nuestros propios pensamientos. Cuando observamos nuestros pensamientos es asombroso ver cuántas variedades de pensamientos hay en nuestro ser de vez en cuando. Estos pensamientos varían de buenos a malos e incluso a feos. No nos preocupemos indebidamente por nuestros pensamientos desagradables. Dejemos que permanezcan. Pero empecemos a trabajar con pensamientos que nos conforten tanto a nosotros como a los demás.
Muchas veces lo que es reconfortante para nosotros es desagradable para los demás. El lema de los Sabios a este respecto es:
"No hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros". El pensamiento motiva al organismo y por lo tanto el motivo del pensamiento mantiene el organismo humano puro o al contrario. Averigüemos el motivo cuando actuemos, para ver si es un motivo altruista por nuestra parte o para usar a los demás en provecho nuestro. Si es en beneficio mutuo el motivo es puro; si es sólo en beneficio de los demás, es divino. Si es totalmente para nosotros y va en detrimento de los demás, es diabólico.
Cuando nuestra orientación es la de entregamos por completo a la vida, no somos víctimas del resultado. Nuestras acciones no tienen tensión siempre que las acciones no vayan orientadas hacia un resultado.
El hombre del siglo XX tan completamente orientado hacia el resultado, vive en los altibajos de la tensión debido a su enganche al resultado. En la Naturaleza hay un funcionamiento, pero no es un funcionamiento por un resultado. Orientarse hacia el resultado no nos deja actuar diestramente. Se lleva el placer, la alegría y la felicidad de hacer las cosas. La felicidad es continua mientras estamos haciendo algo. Proponemos ser felices al conseguir resultados es aplazar la felicidad al acontecimiento futuro, y ese acontecimiento es además momentáneo. Los resultados son hitos en nuestro viaje. No podemos pararnos en cada hito para regocijarnos y luego seguir viajando.
El viaje mismo es alegría y los hitos van pasando a medida que viajamos alegremente. Más adelante el viaje es continuo, pero se detiene cuando nos paramos a regocijarnos en cada hito.
Actuar es como viajar y los resultados son como hitos. Ni siquiera al completar el viaje la alegría es tan grande como la que experimentamos mientras viajamos. Hay un refrán que dice: "La felicidad no está al final del camino". Reflexionemos en esto.
El pensamiento del curador es de Curación. Para que la energía de la Curación fluya él ha de conectarse con la vida que le rodea, la vida que está inherente en las formas. El curador tiene que proyectar esta energía vital mediante el pensamiento. Su norma de conducta ha de ser: "buena voluntad para todos y malicia para nadie". No puede tener pensamientos negativos si desea que la energía fluya. Los pensamientos negativos obstaculizan el flujo. La desconfianza, la envidia, el miedo, la cólera y la irritación obstaculizan el flujo de la energía vital.
(Curación Espiritual - K. Parvathi KUmar)
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