LOS MISTERIOS DE ELEUSIS
Gentileza del R.·.H.·. VÍCTOR A. CABELLO
Cidra, Gran Oriente de Puerto Rico
¡Bienaventurados los que entre los hombres de la tierra han tenido plenamente la visión de estos ritos!
Encontramos en Eleusis de Ática, misterios tradicionalmente consagrados a las divinidades de la tierra y de los muertos. La antigüedad de las fiestas puede remontarse a los mitos y ritos agrarios (siglo XI a.C.); para muchos, fueron fundados por Triptolomeo, en la antigua ciudad de Ática, luego de su iniciación en Egipto. Estos cultos griegos eran sólo accesibles a través de ritos iniciáticos de naturaleza agrícola los cuales adquirían significado soteriológico, la llamada ´Mysteria’ de profundas connotaciones espirituales. Los misterios de Eleusis se rodearon de una pompa y suntuosidad exuberante. Su ceremonial ritual externo era extremadamente llamativo. Representaba externamente el drama astronómico y agrícola de Démeter y Proserpina o Koré. Se dividía en misterios pequeños y menores y grandes o mayores. Los menores comenzaban en febrero y los mayores el 13 de boedromion o septiembre. Recordemos las profundas creencias milenarias que se transmiten y proyectan continuamente en los poderosos arquetipos de la Divina Madre o diosa femenina. Ya en la antigua Grecia se encontraría Hera, raíz de Her la Dama y en Delphos se encontraba Ge o la tierra, en su antiguo y bendito Oráculo. En Eleusis, ya posteriormente, encontraremos a la madre tierra Démeter.
Proserpina, hija de Zeus y Démeter, fue arrebatada por Plutón. Démeter entonces frustró el crecimiento de los frutos de la tierra por lo cual los hombres no podían realizar sus sacrificios, viéndose Zeus obligado a pedirle a Plutón que le fuera devuelta su hija. No obstante, era necesario antes un cordial acuerdo. Zeus entonces dio su permiso para que su hija estuviera seis meses en un lugar y seis en otro. Es muy importante puntualizar y recalcar el concepto de purificación en la espiritualidad griega. Todo acto mistérico estaría consagrado por elementos ritualistas de alto contenido purificatorio. El ‘Temenos’ o santuario del templo tenía la obligación de encontrarse extremadamente limpio, como también los participantes a las ceremonias esotéricas, para las ceremonias más privadas. No se entraba impuro al templo y las ricas y olorosas abluciones eran cosa rigurosamente sacra para el sacerdocio. Al Adyton o lugar más sagrado, no le era permitido entrar a todo el mundo. ¡La impureza y profanación se consideraba una gran ofensa! Recordemos a Edipo. Al igual que los judíos que en sus ceremonias de expiación se acordaban hasta de Azazel (Levítico 16 y 17), los griegos también tenían su ‘’Pharmakos’’o Remedio contra los males comunales.
Son muy oscuros los orígenes de los misterios. Como múltiples las influencias que debemos reconocer en los Antiguos Misterios. Pindaro, Platón y Sófocles nos dicen que aquellos iniciados en los misterios eran los únicos que gozarían de la verdadera vida lumínica más allá de la muerte. El Himno a Démeter nos confirma: “But he who is uninitiate in the Holy Rites, who has no lot in them, does not enjoy a share in like things when in death he lies beneath the spreading darkness”. Para Cicerón, los misterios enseñaban a vivir con alegría y a morir con esperanzas. Ningún autor pagano se atrevió a violentar las prohibiciones del silencio y a revelar la enigmática naturaleza sacra de los antiguos ritos mistéricos. Nuestra ignorancia empieza a partir del momento sagrado en que los iniciados traspasaban el recinto reservado del vestíbulo del santuario y se entraba purificado a la sala custodiada por las vestales floridas del fuego sagrado. Un drama litúrgico cargado de significado simbólico comenzaba…
Ø Ilustración 3 Mujeres del templo de Eleusis
La sala de la iniciación se disponía como teatro. El iniciado era el actor y el ritual su propio drama espiritual interno. La semilla cósmica astrológica y astronómica se depositaba en el Epopta para acrecentar la visión sacra. Primero el bautismo en el mar purificatorio y las abluciones en el Rhiti a la maravillosa luz de la luna. Se danzaba libremente con cánticos y alabanzas típicas. El mito se asociaba a la siembra y regeneración agrícola, donde nacimiento y muerte, son partes de una misma cosa. ¡Drama Solar lunar agrícola! Matrimonio alquímico sol y luna con la espiga de trigo en comunión ceremonial. El 19 de septiembre se comenzaba la procesión o panegírica con gran solemnidad desde Atenas hacia Eleusis en el camino iniciático del teatro cósmico. Se trasladaban las santas reliquias (Hiera)y objetos sagrados. La sala era casi cuadrada y se encontraba rodeada de gradas por sus cuatro lados. El teatro se sustentaba por cinco hileras simbólicas de cinco pilares (Ver: Nebe, De mysteriorum Eleusiniorum tempore et admininistratione publica,Halle, 1886 págs.120 a la 218). Este teatro se asemejaba claramente a los palacios minoicos y sus pilares interiores se edificaban sobre el “megaron” de férrea tradición estructural arquitectónica aquea… San Hipólito llamaba a los misterios “el grande e inefable Misterio de Eleusis”. Píndaro abunda al respecto: “Bienaventurado quien ha recibido esta visión antes de descender bajo tierra”. La sabiduría era concedida al que afanosamente y a través de rigurosas purificaciones lograba penetrar el Santo Recinto y recibir los misterios mayores. “Los iniciados… te dirán absolutamente todo lo que deseas, pues viven junto a la ruta muy cerca de las puertas de PLUTÓN”.
¿En qué consistían estos misterios? Las doctrinas Órficas y también las Pitagóricas hablan de un descenso a los infiernos o de una muerte místico agrícola ritual. Este descenso era simbólico y estaba cargado de profundos significados. En el proceso iniciático, se daban fórmulas secretas (Aporreheta) de reconocimiento y contraseñas de paso (Symbola). Sabemos que se celebraban en el momento en que verdecía el trigo, en el que se abatía el grano. Se consagraban ritualísticamente las primicias de la cosecha y la ofrenda final que recibía el EPOPTA era una “espiga de trigo” (ver: Foucart, Recherches sur l´origine et la nature des Mysteres D´Eleusis,Paris, 1895).
En Eleusis los misterios se transmitían oralmente entre la familia de los Eumolpidas de generación en generación. Uno de ellos muy posiblemente el Hierofante (hiera, objetos sagrados) llevaba el honroso título de “Exegeta” de los ritos y tradiciones sagradas. Tanto el hierofante como el daduco (clase sacerdotal) excluían de las ceremonias a extranjeros ‘no admitidos con anterioridad y algunos muy severamente escogidos’, los asesinos los impíos (hoy en día se excluirían posiblemente cierta clase de políticos). Aristóteles afirmaba que “quienes se inician no deben aprender nada; sino que experimentan emociones y se colocan en un estado receptivo, por lo que devienen aptos para recibir”. Es muy claro y aleccionador el silencio de naturaleza receptiva en las diversas gradaciones de los procesos iniciáticos. De manera que la cuidadosa y precavida tradición del silencio del aprendiz tiene sus raíces lógicas inmersas en los misterios antiguos. ¡Oigo-Veo y Callo… se ‘’aporta’’ en la maestría! De acuerdo al grado o nivel en el proceso iniciático se nos revela entonces una enseñanza particular del drama cósmico-astrológico. Proserpina se asemejaba a la semilla que el destino y sus vicisitudes capacitarían como fenómeno astronómico agrícola de renovación anual periódica. Iniciado y naturaleza cíclica entonces se fusionan y armonizan en una intima relación simbiótica de naturaleza espiritual. Como diría el Maestro Paracelso el “curso del cielo” el Ens Astrorum y la unión de ese otro cielo externo con la “entrada del cielo en nosotros” llamado el cielo interno (ver: Carl G. Jung, Paracelsica).
El momento culminante siempre sería una “visión particular” muy personal e intima. Una visión o iluminación, de ahí que se le llamará Epopta ”aquel que ha visto” al iniciado ya en la etapa de grado magisterial. Cuentan los iniciados… que en cierto momento de esplendor, abrían se los propileos del templo, caían suavemente los velos y aparecía radiante la imagen sacratísima de la divinidad en refulgente y lumínica luz (photagogia) destellando púrpuras esplendores divinales. Coros sagrados inundaban el recinto y las sacerdotisas aparecían hermosísimas en sus relucientes túnicas de finas galas… escondiéndose entre los velos de seda el bromista Mercurio-Hermes itifálico al acecho… de las sensuales hierofantidas sacerdotisas de Koré-Proserpina. Una línea sacerdotal femenina era de Proserpina y la otra de Koré. Ellas enseñaban a bajar a las tinieblas para conocer la Luz. ¡Hay que conocer al Plutón astrológico divinas hermanas! Recordemos que los “iniciados” (Las Ranas 161-163) viven junto a la ruta de las “Puertas de Plutón”. Las doctrinas secretas de la unidad de Dios y de la inmortalidad del alma se enseñaron en todos los antiguos misterios de forma muy pedagógica e ilustrada. Penosas pruebas y enseñanzas muy secretas e íntimas rodeaban las doctrinas mistéricas. Se practicaban los ritos más elevados en la oscuridad de la noche, en lugares de poder, en bosques o en cuevas y subterráneos escogidos por los sacerdotes. Posteriormente, se podía entrar al Templo. Nadie era digno ni capaz de recibir la plena luz en la sabiduría oculta hasta demostrar que se encontraba apto para recibir la sagrada enseñanza. Los misterios de Eleusis estaban ligados a los de Agra (Misterios Menores) había que pasar por los misterios menores celebrados en la sala iniciática del ASTESTERION antes de ser admitido en los Grandes Misterios. Aristófanes (Las Ranas) nos canta lo siguiente: “Oh Démeter - la diosa de Eleusis - oh tú que haz alimentado mi espíritu, haz que sea digno de tus Misterios”. El Himno a Démeter en los misterios de Eleusis resume los mismos de la siguiente forma: “Aquel que no ha recibido la Santa Iniciación y el profano no tendrán el mismo destino después de la muerte, en la enmohecida morada de las tinieblas”.
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