jueves, 8 de noviembre de 2012


Profanos con Mandil


M.·. M.·. ERNESTO MORENO CARDENAS



Presento a ustedes el trazado de arquitectura denominado “PROFANOS CON MANDIL” el cual desarrollé en base a una gran inquietud acerca de la situación que impera en la actualidad en nuestros talleres, basándome en algunas revistas electrónicas y otras publicaciones.


El espíritu que impregna hoy a la mayoría de los HH.·. MM.·. es el de una notable indiferencia hacia la esencia de la masonería, de un racionalismo de pacotilla, pronto a negarlo todo en lo que hace a los valores del espíritu. Actitud auto contradictoria y propia de necios pues si todo lo niegan ¿qué sentido tiene conservar Rituales, Símbolos, Palabras Sagradas? Bastaría con reunirse a charlar y a comer libremente sin una pizca de ceremonia.

Todo esto va acompañado, como era inevitable, incluso de una pérdida de moral y de fraternidad muy visible. Ello, desde luego, era esperable pues la moral tiene su fundamento en la aceptación de un Principio Superior del que ella deriva y obtiene su razón de ser. Si se niega a este Principio (como sucede

en los hechos en círculos masónicos cada vez más amplios, los que gustan de autodenominarse racionalistas y ateos o al menos agnósticos) la moral se torna nada más que una regla práctica de convivencia, desde luego absolutamente desacralizada. Y ello es garantía segura de corta y endeble vida

para ella…

Y año tras año llegan oleadas de neófitos desprevenidos buscando Luz que pronto adoptan (o se les impone) ese espíritu de negación y subversión imperante en tantos TTall.·. . De persistir esto todo indica que la Mas:. va camino de convertirse en un centro antitradicional e incluso contrainiciático con todo lo que ello supone. El único remedio que cabría esperar es que surjan más y más reacciones vigorosas y saludables que conduzcan a la creación de nuevas TTall.·. y OObed.·. que recuperen el espíritu tradicional y el sentido iniciático de la Mas.·. de los HH.·. Operativos.

De no retornar a los viejos moldes e ideales está claro que la Mas.·. está irremisiblemente perdida para la causa del espíritu. Cuando se recupere el sentido de los símbolos y se asigne el verdadero valor a las palabras habrá posibilidad de que una nueva gran aurora ilumine con esplendor el Or.·.

Supongamos que un señor pasa por una iglesia y decide entrar. Pero una vez adentro comienzan las sorpresas. Aparece un individuo vestido de cura, sube al púlpito y comienza a perorar a favor del racionalismo cartesiano y del positivismo comtiano, además de declararse agnóstico. Mirando a los confesionarios el protagonista de nuestra historia se da cuenta que en realidad estos están pintados en la pared y que nadie de los que interroga allí al respecto, sabe para que servían o como se usaban en el pasado. Observa luego la pila de agua bendita y ve que se la usa ahora para vender golosinas. A esta altura nuestro piadoso señor dice: ¡Basta! (y algunas cosas más) y sale de allí furioso.

Si esto resultaría escandaloso y chocante en el orden exotérico imaginemos lo que es transpuesto al orden iniciático. Pues, en definitiva, tal cosa es exactamente lo que sucede con gran parte de la Masonería. Se ha perdido en enorme medida la esencia y las tradiciones de la Orden y solo se conservan las formas exteriores ya desprovistas de significado y con su espíritu o esencia totalmente alterada. Y aquel que denuncia este estado tan vergonzoso y decadente de cosas inmediatamente es tildado de delirante, ocultista, irracional, intolerante, sectario,… La desvergüenza es grande y se ha llegado a falsear lo que resta de lo mucho que se ha olvidado y perdido: palabras, definiciones, sentidos,… En suma que se ha alterado y corrompido lo más sagrado y lo más valioso.

Se ha venido impregnando la mente de los HH.·. con ideas antitradicionales plenas de esa actitud de negación y subversión que denunciaba Guénon. Y todo este proceso ha avanzado en tal grado y medida que el estado actual de cosas se ha tornado prácticamente irreversible. El G.·.A.·.D.·.U.·. ha pasado a ser un mero símbolo al que cabe a lo sumo reverenciar u honrar pero de ningún modo adorar. Y, desde luego, eso equivale no solo a desacralizar la Ord:. por completo sino a preparar el terreno para que cosas cada vez más bajas tomen el lugar de las más elevadas. El Libro de la Ley Sagrada a menudo falta en el ara y se abren los trabajos a simple golpe de mallete…

La única esperanza, es que se recupere vigorosamente por parte de los jóvenes y los nuevos iniciados, el espíritu tradicional y se recentren las voluntades en construir el Templo Interior. Única forma de acabar con tanta soberbia, con tanta ignorancia y con tanta ceguera espiritual. Y de erradicar para siempre el sofisma necio de que el ser humano se mejora y se eleva de afuera hacia adentro. La realidad es exactamente lo opuesto y quien desee regenerar la sociedad debe siempre comenzar por él mismo.

Finalmente QQ.·. HH.·. es verdaderamente triste escuchar historias y más que esto conocer acerca de obras de algunos HH.·. , las cuales lejos de enaltecer nuestra orden la denigran y degradan a tal manera de mostrarnos al mundo no como verdaderos masones sino como simplemente unos “profanos con mandil”.

F R A T E R N A L M E N T E



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