Por José Ramón González Chávez
(Tomado de su Libro "Simbólica del grado de Aprendiz")
El conjunto simbólico conformado por las Columnas “J:.” y “B:.” se encuentra en la tradición iniciática de la Masonería desde la más remota antigüedad. Es tal vez junto con el de la Escuadra y el Compás uno de los conuntos simbólicos más distintivos de la Orden.
Los principales actos de trabajo y ceremonias los realizamos colocando entre columnas a los protagonistas del acto respectivo. Los actos más solemnes de todo ceremonial se consagran entre Columnas, pues el espacio entre ellas constituye el símbolo de la equidad, del perfeccionamiento, del "justo medio" que debe reinar en toda Obra masónica.
Tan solemne es este conjunto simbólico dual que, tal como sabemos, solo traspasamos las Columnas una sola ocasión, cuando nacemos por segunda vez, al ser recibidos ante el Ara como Aprendices y prestamos nuestro Juramento (o Promesa, según el Rito), y luego cuando morimos por tercera vez, al ser recibidos en la Cámara del Medio.
Para efectos de instrucción en cada Grado, el significado simbólico particular de estas Columnas se realiza por separado, raramente o casi nunca se estudia su importancia simbólica de conjunto, tal como sucede con muchos de los emblemas duales o compuestos que se encuentran en el simbolismo masónico. Intentaremos contribuir al llenado de esta laguna:
Todo lo que está dentro del Templo de manera fija o permanente -digamos, arquitectónica- forma parte de él . Desde este punto de vista, el Occidente es también parte del Templo. Ahí se colocan los Vigilantes (Rito Francés) o el Primer Vigilante (REAyA), el Guarda Templo, el Segundo Diácono (REAyA); ahí se encuentran también las Piedras Bruta y Cúbica y parte de las 12 Columnas denominadas "Zodiacales"; por ahí pasa también una parte de nuestra Cadena o Lazo de Unión, y por supuesto las dos Columnas Solsticiales, llamadas así porque en su conjunto simbolizan las Puertas de los Solsticios de Verano e Invierno respectivamente; los límites dentro de los cuales transita el Sol por la Bóveda Celeste en un movimiento pendular sin fin, lo más lejos al norte y lo más lejos al sur posible en su viaje eterno de Oriente a Occidente,.
En el ceremonial para la consagración del fuego sagrado en el solsticio de invierno del REAyA, encontramos que dice el ritual: "… y por lo mismo, en los templos masónicos, símbolo figurado del Universo, los solsticios están representados por las dos columnas que se encuentran al occidente, a ambos lados de la puerta de entrada y que marca el límite de la marcha aparente del Sol durante los doce meses del año...".
Desde el punto de vista simbólico, las Columnas J:.y B:. marcan el acceso al Centro de la logia, al Ara, al Eje Universal, constituyendo verdaderas puertas (janua) de acceso al lugar más Sagrado del Temenos. Su relevante posición la manifiesta el hecho de ser el límite desde el cual, al entrar en el Universo (Templo) y terminar nuestra marcha gradual hasta encontrarnos al pie de ellas, podemos Saludar al Sol (Venenarble Maestro) a través del Eje del mundo (Ara).
Las Dos Columnas como “Pilares” del Templo en el Simbolismo Tradicional.-
James Churchward en su obra “El Continente Perdido de Mu”, refiere que “desde los tiempos más antiguos, dos pilares o columnas eran colocados en los atrios o entradas de los templos”... En complemento, Niven en su libro “Ciudades Perdidas Mexicanas”, muestra la entrada a un templo que aparece con dos pilares, uno a cada lado, cada uno de ellos señalado con un signo numérico. Sobre el centro del arco que los une, en lo que podría ser la piedra clave, se encuentra la letra hierática “H” según el alfabeto de Mu; alrededor de ésta, el símbolo alfabético de cada una de las cuatro fuerzas sagradas, las cuatro grandes fuerzas primarias elementales: Tierra, Agua, Aire y Fuego.
En gran cantidad de civilizaciones al o largo de la historia, los pilares sagrados eran construidos en cuatro porciones. Estos eran rematados con símbolos: el pilar de la parte izquierda era rematado por un cuadrado, símbolo arquetípico de la fuerza material; el pilar de la derecha era rematado por el glifo representativo de la “ejecución”, lo “establecido”, lo “acabado”.
En la arquitectura sagrada de la antigüedad, dentro de los ritos de culto solar, las columnas siempre han representado los solsticios, extremos celestes por los que viaja el Sol (Venerable Maestro) de manera oscilatoria, de una puerta (Janua, Juan, etc.) a otra.
En tal sentido, encontrarse entre las columnas es arquetipo de estar en el justo medio, en equilibrio integral, en el Tai Chi Oriental (conjunción del Yin y el Yang) que debe regir tanto al ser humano como a la naturaleza.
Se dice que Salomón copió las Columnas “B:.” y “J:.” del templo de Biblos, donde los fenicios reverenciaban a sus dioses, totalmente identificados con el culto solar. Los fenicios levantaron un templo con alegorías naturalistas, cuya manifestación simbólica más destacada eran dos obeliscos o monumentos fálicos que se encontraban a la entrada de su templo, en posición semejante al que se construyó después Salomón.
La leyenda cuenta también que para construir el Templo de Salomón, fueron estos mismos fenicios de Tiro, Sidón y Líbano quienes proveyeron los materiales y en especial la mano de obra, su experiencia artesanal y alegorías simbólicas dirigidas al culto solar.
En tal caso, cabría preguntarse: ¿y los fenicios de quién lo copiaron? Tal vez no terminaríamos la retrospección, pues ésta no sólo seria horizontal, en el sentido cronológico, sino también vertical en razón de todas las culturas que las han empleado en su iconografía hermética, dado que el símbolo representa verdades propias a todo ser humano, independientemente de su tiempo, lugar y civilización.
A la sombra de esta idea, lo que se denomina la “Religión Primordial” tal vez no sea otra cosa que un símbolo en sí misma, una representación de esa reflexión que los seres humanos de todos los tiempos y todos los lugares se han hecho respecto de su doble realidad, trascendente y objetiva, de esas dos columnas que le señalan desde el inicio de los tiempos la clave para acceder al conocimiento y asunción de su ser fundamental.
Las Dos Columnas en la Biblia.-
La Biblia nos relata las dimensiones y características de las columnas del Templo de Salomón, así como el hecho de que este Rey bautizó a la de la izquierda "B:.” y a la de la derecha "J:.”.
En cuanto a sus características, la Biblia cuenta que estas Columnas fueron fundidas en bronce; y que sus dimensiones eran de 18 codos de zócalo y fuste; su decorado capitel de 5 codos de altura y su circunferencia de 12 codos. Convertido todo al sistema métrico decimal nos daría una altura total de 10.35 metros y una circunferencia de 5.4 mts. lo que resultaría un volumen de casi 55.9 metros cúbicos de bronce fundido con un peso aproximado de 230 Toneladas. Su altura total de 23 codos, era menor que la del templo, que tenia 40 codos, es decir, 88.8 mts., mientras que el espacio donde se alojaba el Sancta Sanctorum media solamente 20x20x20 codos u 8,000 codos cúbicos , lo que estructuralmente desde el punto de vista profano sería un estorbo.
Por supuesto que estas medidas, formas, composición, etc. son simbólicas. Debemos recordar que en la Biblia (y en general en la liturgia cristiana) se mezclan acontecimientos históricos con mitos, leyendas, símbolos, parábolas, metáforas, etc., por lo que su lectura meramente "Histórica" resulta poco útil. En tal virtud, la interpretación filosófica, esotérica, numerológica, etc. de estas Columnas al igual que muchas otras cosas en la Biblia, debe hacerse de manera seria y profunda, por lo que se requiere estudiarlas con mayor aplicación y acuciosidad.
Las Dos Columnas en la Masonería:
A diferencia de las 12 Columnas Zodiacales, las columnas “J:.” y “B:.” no tienen como propósito soportar una construcción. Reproducimos aquí lo escrito por Jules Boucher en “La Simbólica de los Números” :
“Dos pilares colocados lado a lado forman una Puerta llamada `Puerta de la Vida?', `Puerta de los Cielos' o `Portal de la Eternidad'. Los dos Pilares son dispuestos comúnmente en ambos lados de la puerta de entrada a los lugares sagrados. También el modelo binario formado por los `dos Pilares' es frecuentemente un símbolo correlativo de la `Puerta'. La imagen de los dos pilares se inserta en un ámbito de carácter general que comporta a los Gemelos, el Doble León, los dos Horizontes, las dos Montañas del Mundo, las palabras bisilábicas las letras dobles. Al respecto, C. G. Jung dice:
¿Qué estilo conviene adoptar para la presentación de estas dos columnas? Desde nuestro punto de vista, el simbolismo del modelo gemelar de las columnas no puede estar ligado a ningún estilo arquitectónico en particular.
El dibujo del Tablero de Logia del Retejador de Vuillaume, se inspira en el estilo Corintio, pero eso no implica norma alguna al respecto. Lo anterior lo demuestra por ejemplo, el hecho de que con fundamento en ciertos escritos de corte histórico-mítico-religioso de algunos grados masónicos alusivos a la construcción del Templo de Salomón, es frecuente ver en algunas Logias que las Dos Columnas Solsticiales son de estilo “Salomónico”.
Las 2 Columnas y un Mar de Bronce al fondo.
Alrededores de la Gran logia de Washington
Al margen de esta disertación, creemos más valioso dedicarnos a la reflexión sobre el significado de este conjunto simbólico. En su obra “La Vía Simbólica” , Raoul Berteaux comenta los números que caracterizan la estructura del Templo de Salomón: “Las dos Columnas colocadas al exterior del Templo, a uno y otro lado de la Puerta de entrada, parecen tener, de origen, una connotación astronómica. En la Logia Masónica, las dos Columnas se encuentran en el Interior; nos parece vano buscar una explicación que pueda justificar esta trasferencia ... Retengamos simplemente que dos Columnas Idénticas que forman un modelo binario de tipo gemelar se encuentran dentro de la Logia”.
Hay quien afirma que si se hace referencia al simbolismo de los colores, la columna “J” es o debería ser roja y la “B” Blanca o Negra . Otros más comentan que de acuerdo al material de que las constituye, una debería ser de Bronce para ser resistente al Agua y otra de Mármol, para soportar el Fuego .
¿Cuál es el origen de las letras “J\” y “B\”? De entrada puede pensarse que se trata de una transposición de las letras hebraicas Jod y Beith.
El ideograma Beith ( á ) originalmente designa “la Casa”, como un rectángulo con una apertura por la puerta:
Luego el signo girará, transformándose en:
y más tarde volverá a girar, para formar la letra “B”, que corresponde a “lo que es creado”, “lo que es generado”. Los autores masónicos le dan habitualmente el sentido de “El Fundamento” . El valor numérico de Beith es 2, cifra que según la simbólica de los números evoca los principios de separación de la unidad, de manifestación de la Unidad por el binario, de oposición, de complementariedad, de alternancia, de feminidad.
Por su parte, el ideograma Jod es figurado por el signo hebraico ( ê ); su valor numérico es 10 , que según las reglas de la gematría vale 1 + 0 = 1. Por tanto, la cifra 1 situada a un nivel superior (10) es el símbolo, accesible a nivel del conciente, del arquetipo Aleph (1), inaccesible por el conciente. Es por el Jod que el ser humano toma conciencia de que el Aleph Es.
Según algunos autores masónicos, la J es considerada como signo de la Energía Espiritual, del Kundalini, serpiente energética que sube desde el centro (Chakra) sexual hasta el de la coronilla.
En el Rito Francés, el Segundo Vigilante trabaja bajo el símbolo de la letra “J\”, mientras que el Primer Vigilante lo hace bajo el signo de la letra “B\”.
Para evitar toda confusión, en las figuras siguientes indicamos las posiciones de los sitiales de los Vigilantes según la Logia trabaje en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado o en el Francés.
Según el primero, el Primer Vigilante se sienta al Noroeste, bajo el signo de la Columna “B\”, de donde vigila a los Compañeros, que se sientan al Sur; El Segundo Vigilante se sienta al Sur, bajo el signo de la Columna “J\”, de donde supervisa los Aprendices, que se sientan al Norte.
De acuerdo con el segundo El Primer Vigilante se sienta al Suroeste, bajo el signo de la Columna “B\”, de donde observa a los Compañeros, que se sientan al Sur, mientras que el Segundo Vigilante se sienta al Noroeste, bajo el signo de la Columna “J\”, de donde observa a los Aprendices, que se sientan al Norte. Como puede verse, no obstante la inversión en la posición de las Columnas, el Primer Vigilante siempre está asociado con la Columna “B\” y el Segundo Vigilante con la columna “J\”:
Emplazamiento de los Vigilantes
Rito Escocés Antiguo y Aceptado
Rito Francés
Por el contrario, según la terminología masónica, los Aprendices reciben su Salario cerca de la Columna “B:.” en el REAyA y los Compañeros cerca de la Columna “J:.”. En el Rito Francés es a la inversa.
La Acción Masónica interna y externa.-
Cabe hacer algunos comentarios relacionados en cierto modo con la doble naturaleza de la Francmasonería: por un lado, como organización iniciática (aspecto esotérico) y por otro, como organización civil de carácter humanista, liberal, progresista, laica, promotora del desarrollo integral de la sociedad, etc. (aspecto exotérico); dualidad simbolizada básicamente en las dos Columnas “B:.” y “J:.”.
Mucho se ha discutido y desde hace tiempo respecto de la eventual necesidad de revisar los principios y fines de la Francmasonería para hacerla acorde a su momento histórico presente y futuro. Pero pareciera ser -como siempre ha sucedido- que la clave de esta actualización, de la “originalidad” del doble ideal masónico como escuela iniciática y como organización humanista y progresista se encuentra no en crear algo nuevo, sino precisamente en regresar al Origen.
En este sentido, de nuevo es menester que reflexionemos en algunas interrogantes para tratar de encontrarles una respuesta serena y razonada. A continuación, solo algunas de ellas:
Desde el punto de vista exotérico, cabe decir que no solo la Masonería ha hecho cambiar a la sociedad, la realidad social también ha transformado a la Orden. Como ejemplo, tenemos el Liberalismo, la Ilustración y la Enciclopedia, de fines del siglo XVIII; la gran cantidad de las Masonas fundadoras de Logias y Obediencias femeninas y mixtas en E. U., Francia e Inglaterra provenientes de grupos feministas y periodísticos, así como la influencia de los nacientes partidos políticos y los distintos corporativismos (cortesanos, burgueses, campesinos, maestros, obreros, militares, intelectuales, etc.) y en general de las diferentes expresiones sociales y mediáticas durante los siglos XIX y XX, todas las cuales modificaron directa o indirectamente la estructura y organización exotérica de la Masonería, reflejadas tanto en la creación, como en la actualización y extinción de Ritos, Logias y Obediencias.
En este mismo sentido exotérico, podemos preguntarnos: ¿Qué es lo que distingue a la Francmasonería de un club social, una ONG, una orden religiosa, una organización laica, liberal o progresista, una universidad, un centro humanístico, una organización política, un centro de terapia ocupacional?
Si queremos conocer y practicar la masonería SOLO por sus efectos externos, es decir por la realización de sus objetivos proyectados hacia la sociedad, ¿no estaremos solo viendo su simple reflejo y convirtiéndola acaso en una de las organizaciones mencionadas?
Ahora bien, desde el punto de vista esotérico cabría reflexionar: ¿Por qué en la practica ritual de las antiguas escuelas iniciáticas los hombres, las mujeres y los grupos mixtos se han congregado y trabajado por separado, no obstante perseguir al fin de cuentas los mismos objetivos interno y externo?; ¿Por que no ha habido lisiados, homosexuales, etc. en estas órdenes y escuelas?; o tal vez sería mejor decir: ¿Los ha habido? ¿Por qué? ¿En cuales? Shakespeare, de Vinci, Oscar Wilde, etc. etc. ¿pertenecían a alguna de ellas?. Para mayor escozor recordemos que Mozart, considerado por algunos como homosexual o bisexual, fue iniciado masón a los 28 años, en pleno auge de sus "excesos sociales” y no obstante, tal vez sea el músico de ese nivel que haya realizado más obras de carácter masónico y de tan alta calidad .
Es indudable que el mundo, de acuerdo a la tendencia característica de este nuevo siglo, pero particularmente a partir de los años 50 del siglo pasado, se va materializando cada vez más, privilegia lo cuantitativo a lo cualitativo, y este rasgo va incrustándose cada vez con mayor profundidad no sólo en los aspectos científico y técnico, sino también en lo social. La Francmasonería en lo exotérico no esta excluida de este fenómeno, pero no por eso debe ni puede perder valor su aspecto iniciático y esotérico.
La adaptabilidad social en lo exotérico de la Orden es una muestra clara del trabajo masónico que asimila la Fuerza de la Realidad (Columna “B:.”), pasándola por el filtro de la Belleza de la Reflexión Interior (estabilidad, Columna “J:.”), convirtiéndose entonces en Sabiduría.
Sin embargo, tengamos siempre presente que la Masonería, aparte de su Columna “material”, de lenguaje analógico, de carácter objetivo, racional, etc., también tiene otra de tipo “no material”, de lenguaje simbólico, subjetivo, de conocimiento y práctica iniciática, de actividad psicofísica, de anatomía esotérica, energética, etc. que NO PODEMOS NI DEBEMOS HACER A UN LADO, porque es parte de su propia razón de ser.
Esas dos Columnas son las que sostienen su “Templo”, es decir, fundamentan y sostienen tanto lo sagrado de su esencia como lo eficaz de su acción social. Si le damos más peso a una que a la otra, o lo que sería peor, si ignoramos alguna de las dos, el “Templo” se vendría abajo: convertiríamos a la Orden ya sea en una simple organización social, de las que sobran, particularmente en nuestros días, o acaso, en una secta seudo mística que a manera de los hamsters no hiciera otra cosa que caminar en círculos, dependiendo del lado hacia el que el arquitrabe se incline.
Debemos mantenernos impermeables, tanto al “seudo progresismo cientificista por sistema”, basado en el positivismo a ultranza, que degradado por la ignorancia no llega más que al nivel del “comentario de barbería o de café” o del reportero de cuarta. Pero también debemos cuidarnos de no llegar al otro extremo, al “misticismo cuasi histérico” de los que ven todo con los ojos del lunático espiritualista o mojigato, que encuentra espejismos místicos donde quiera que se asoma.
Ambos extremos perjudican a la Orden de igual forma y nos ponen en el riesgo de caer en fundamentalismos y fanatismos que por su propia naturaleza y por principio, desde que nos iniciamos masones, nos hemos comprometido individual y colectivamente a rechazar.
Como masones, tenemos el compromiso de mantenernos siempre en entre las dos Columnas. Es bajo esta pauta de equilibrio, de nuestra ubicación “entre Columnas”, que debemos analizar nuestra realidad objetiva y trascendente al interior de nosotros mismos, de nuestras logias, de nuestras obediencias. Pero ante todo hagámoslo con actitud de Iniciados, de forma abierta, sí, pero serena, reflexiva y constructiva. Reflexionemos sobre las grandes enseñanzas de este conjunto simbólico para abordar nuestra realidad de la manera más fecunda y creadora posible. Solo así la Francmasonería estara en posición de reencontrar su originalidad perenne, su Fuerza y su Estabilidad para transformar al mundo.
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