viernes, 21 de noviembre de 2014

Orden Martinista Tradicional.

La Orden Martinista Tradicional es una Orden iniciática cuya finalidad esencial es perpetuar el esoterismo judeocristiano. Los martinistas estudian la historia del hombre, desde su emanación de la Inmensidad Divina hasta su condición presente, así mismo las relaciones que lo unen a Dios y a la naturaleza. Porque según el Filósofo Desconocido: “...no podemos leernos más que en Dios mismo y comprendernos más que en su propio Esplendor...”. El hombre ha cometido el error de alejarse de Dios y caer en el mundo material. Haciendo esto, de cierta manera se adormeció al mundo espiritual, y su Templo interno está en ruinas. Por lo tanto, debe reedificarlo, porque si ha perdido su poder primario, a pesar de todo conserva el germen, y solamente a él corresponde hacerlo fructificar.
En “El Ministerio del Hombre-Espíritu”, Saint-Martin nos dice: “Hombre, recuerda un instante tu juicio. Quiero disculparte por un momento por desconocer aún el sublime destino que tú tendrás que cumplir en el universo, pero al menos no deberías cegarte en el papel insignificante que tienes durante el corto intervalo que recorres desde tu cuna hasta tu tumba. Da una mirada en lo que te ocupa durante este trayecto. ¿Podrías creer que fue por un destino tan insignificante, que te encontrarías dotado de facultades y de propiedades tan eminentes?” Reencontrar ese estado paradisiaco que hacía de él un Pensamiento, una Palabra y una Acción de Dios, es la búsqueda martinista, la de la “Reintegración”.
Martínez de Pasqually viajó por Oriente y por toda Europa, recibiendo enseñanza esotérica de las fuentes más puras del conocimiento que había en su época. Se le consideró como el más grande taumaturgo de su época. Instauró en Francia, a mediados del siglo XVIII, su Orden de los Caballeros Elegidos Cohem del Universo (o de los Sacerdotes Elegidos) y tuvo como discípulos a las personalidades más selectas de la época. Destacaron entre ellos el Príncipe Golitzin, Juan Bautista Willermoz, Cazotte y, sobre todo, su discípulo predilecto Louis Claude de Saint Martín quien se conviertió en su secretario más apreciado. La Orden de los Elegidos Cohen crecía cada vez más en Europa. Sin embargo, Joaquín Martínez De Pasqually, el 6 de mayo de 1772, viajó a Santo Domingo y desde ahí mantuvo contacto con sus discípulos en Europa. Enviaba constantemente instrucciones de curso y de rituales. Su tratado sobre “La Reintegración de los seres” quedó inconcluso, debido a que Martinez De Pasqually muere en Puerto Príncipe en el 20 de septiembre 1774.
A la muerte de Martínez De Pasqually, la Orden de los Elegidos Cohen decayó y las . Las tendencias se dividieron; unos se unen con las órdenes Masónicas Tradicionales más Operativas con Juan Bautista Willermos. Y otros, los que desean un camino más místico, más interior se convierten en adeptos del Martinismo. Se unen a Louis Claude de Saint Martin, quien eligió el camino del corazón y del amor, y una conexión directa de simple expresión alma. Es así, que nace el Martinismo.
Louis-Claude de Saint-Martin publicó su primera obra en1775 bajo el título “De los Errores y de la Verdad, o los Hombres convocados al Principio Universal de la Ciencia”. El objetivo de este libro era combatir el ateísmo de su tiempo. Como todos sus otros escritos, éste fue publicado con el seudónimo de “El Filósofo Desconocido”. Otras publicaciones siguieron, entre las cuales: “El cuadro Natural de las relaciones que existen entre Dios, el Hombre y el Universo”, “El Hombre del Deseo”, “Ecce Homo” y otras.
De una manera general, las obras de Saint-Martin tienen como objetivo explicar las relaciones existentes entre Dios, la naturaleza y el hombre. Este último debe mostrar su voluntad, a fin de tomar en sus manos su destino y ya no ser el “Hombre Impetuoso”. Por medio de un trabajo constante en sí mismo, debe convertirse en el “Hombre del Deseo” y hacer que nazca en él, con la ayuda de la Divina Providencia, un “Hombre Nuevo”.
Los escritos filosóficos de Saint-Martin despertaron el interés de sus contemporáneos, especialmente en los que se interesaban en la espiritualidad y en el sentido profundo de la existencia.
Un círculo de discípulos, conocidos con el nombre de “Sociedad de los Íntimos”, se formó alrededor de él con la finalidad de estudiar su enseñanza.
Louis-Claude de Saint-Martin no dejó de escribir y de enseñar. Aunque era miembro de la nobleza, nunca se preocupó seriamente, durante la época del terror o en cualquier otro momento del periodo revolucionario. Incluso se le pidió más tarde que entrara en la Escuela Normal de París, cuyo objetivo era formar a los profesores de la nueva Francia. Una crisis de apoplejía provocó su fallecimiento a la edad de 60 años, el 13 de octubre de 1803.
Pasado un largo periodo de discreción, en 1888 se emprendió un gran esfuerzo para estructurar lo que, en esa época, se reducía a unos cuantos iniciados, por lo que no podía considerarse realmente como una Orden iniciática. Sin embargo, fue gracias a los esfuerzos de Papus y de Augustin Chaboseau que la Orden vio nuevamente la luz con el nombre de “Orden Martinista”. En 1891, se formó un Consejo Supremo compuesto por veintiún miembros teniendo autoridad sobre todas las Logias del Mundo. El notable ocultista francés Papus (Dr. Gérard Encausse) fue elegido como el primer Presidente del Consejo Supremo. Bajo su brillante e infatigable dirección, la Orden creció rápidamente, y en 1900, contaba con cientos de miembros activos, en la mayoría de los países del mundo. En esa época, se trataba únicamente de la transmisión oral de una enseñanza particular y de cierta comprensión de las leyes del Universo y de la vida espiritual, Los “linajes” que llegaron a Agustín Chaboseau, a Papus, y a otros que provienen de Saint-Martin son, en efecto, linajes de afinidades espirituales. Papus se convirtió rápidamente una autoridad en materia de Martinismo, y sus obras constituyen una fuente de información valiosa para los Martinistas y para todos los que se interesan por la Tradición Judeocristiana.
Los trabajos durante las dos guerras mundiales fueron estrictamente herméticos, más aún siendo el Martinismo una Orden secreta. La Orden Martinista estuvo asociada a la Federación Universal de Órdenes Secretas Iniciáticas "FUDOSI" y durante el cónclave de la FUDOSI, celebrado del 21 al 25 de julio de 1946, se determinó la necesidad de que hubiera una sola dirigencia para todos los países en los que existiera alguna Órden Martinista, así como reemplazar a miembros desaparecidos, como el muy ilustre Gran Maestro AGUSTÍN CHABOSEAU, fallecido el 2 de enero de 1946; y el hermano Georges Lagreze, fallecido en abril de 1946.
Uno de los miembros elegidos para regularizar el Martinismo fue la hermana Sar Puritia (JEANNE GUESDON), quien tuvo un importante rol como punto de enlace entre el Imperator H. Spencer Lewis de la A.M.O.R.C. (Primer Imperator de la Orden Rosacruz A.M.O.R.C.), la FUDOSI y las Órdenes Tradicionales de Europa.
Gracias a Ralph Maxwell Lewis (Imperator de la Orden Rosacruz A.M.O.R.C. de 1939 a 1987), la Orden Martinista Tradicional logró desarrollarse bajo el padrinazgo fructuoso de la Antigua y Mística Orden de la Rosacruz. Desde entonces, la Orden Martinista Tradicional es dirigida por el Imperator de la Orden Rosacruz A.M.O.R.C.
Finalmente, señalamos que el Martinismo es una FRATERNIDAD, en la cual se reúnen hombres y mujeres de diferentes creencias, de distinto nivel de desarrollo, que pertenecen o no a otras instituciones, diversas edades, que pueden ser desde estudiantes y profesionales hasta profesionales, amas de casa o empleados. Todos trabajando unidos por un ideal común, por ser hijos de una misma Creación. La Orden Martinista Tradicional, de acuerdo a la naturaleza de sus enseñanzas, es una Orden Iniciática y una escuela de Caballería Moral.

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