viernes, 9 de enero de 2015

ENTRE LA ESCUADRA Y EL COMPÁS 
René Guénon

Un punto que da lugar a una aproximación particularmente significativa entre la tradición extremo oriental y las tradiciones iniciáticas occidentales, es el que concierne al simbolismo del compás y de la escuadra: éstos, como ya lo hemos indicado, corresponden manifiestamente al círculo y al cuadrado[1], es decir, a las figuras geométricas que representan respectivamente el Cielo y la Tierra[2]. En el simbolismo masónico, conforme a esta correspondencia, el compás está colocado normalmente arriba y la escuadra abajo[3]; entre los dos está representada generalmente la Estrella irradiante, que es un símbolo del Hombre[4], y más precisamente del «hombre regenerado»[5], y que completa así la representación de la Gran Tríada. Además, se dice que «un Maestro Masón se encuentra siempre entre la escuadra y el compás», es decir, en el «lugar» mismo donde se inscribe la Estrella irradiante, y que es propiamente el «Invariable Medio»[6]; así pues, el Maestro es asimilado al «hombre verdadero», situado entre la Tierra y el Cielo y que ejerce la función de «mediador»; y esto es tanto más exacto cuanto que, simbólica y «virtualmente» al menos, si no efectivamente, la Maestría representa la culminación de los «pequeños misterios», donde el estado del «hombre verdadero» es el término mismo[7]; vemos allí un simbolismo rigurosamente equivalente al que hemos encontrado precedentemente, bajo varias formas diferentes, en la tradición extremo oriental.
A propósito de lo que acabamos de decir del carácter de la Maestría, haremos incidentalmente una observación: este carácter, que pertenece al último grado de la Masonería propiamente dicha, concuerda bien con el hecho de que, como lo hemos señalado en otra parte[8], las iniciaciones de oficio y las que se derivan de ellas se refieren propiamente a los «pequeños misterios». Por otra parte, es preciso agregar que, en aquellos que son llamados los «altos grados», y que están formados por elementos de procedencias muy diversas, hay algunas referencias a los «grandes misterios», entre las cuales hay al menos una que se vincula directamente a la antigua Masonería operativa, lo que indica que ésta abría al menos algunas perspectivas sobre lo que está más allá del término de los «pequeños misterios»: nos referimos a la distinción que se hace, en la Masonería anglosajona, entre la Square Masonry y la Arch Masonry. En efecto, en el paso «from square to arch», o, como se decía de una manera equivalente en la Masonería francesa del siglo XVIII, «du triangle au cercle» [«del triángulo al círculo»][9], se encuentra la oposición entre las figuras cuadradas (o más generalmente rectilíneas) y las figuras circulares, en tanto que corresponden respectivamente a la Tierra y al Cielo; por consiguiente, no puede tratarse más que de un paso del estado humano, representado por la Tierra, a los estados suprahumanos, representados por el Cielo (o los Cielos)[10], es decir, de un paso del dominio de los «pequeños misterios» al dominio de los «grandes misterios»[11].
Volviendo a la aproximación que hemos señalado al comienzo, debemos decir también que, en la tradición extremo oriental, el compás y la escuadra no solo se presupone implícitamente que sirven para trazar el círculo y el cuadrado, sino que ellos aparecen expresamente en algunos casos, especialmente como atributos de Fo-hi y de Niu-koua, como ya lo hemos señalado en otra ocasión[12]; pero entonces no tuvimos en cuenta una particularidad que, a primera vista, puede parecer una anomalía a este respecto, y que nos resta por explicar ahora. En efecto, el compás, símbolo «celeste» y por tanto yang o masculino, pertenece propiamente a Fo-hi, y la escuadra, símbolo «terrestre», y por consiguiente yin o femenino, a Niu-koua; pero cuando son representados juntos y unidos por sus colas de serpientes (que corresponden así exactamente a las dos serpientes del caduceo), es por el contrario Fo-hi quien lleva la escuadra y Niu-koua el compás[13]. Esto se explica en realidad por un intercambio comparable al que hemos mencionado anteriormente en lo que concierne a los números «celestes» y «terrestres», intercambio que muy propiamente se puede calificar, en casos semejantes, de «hierogámico»[14]; no se ve cómo, sin un tal intercambio, el compás podría pertenecer a Niu-Koua, tanto más cuanto que las acciones que le son atribuidas la representan como ejerciendo sobre todo la función de asegurar la estabilidad del mundo[15], función que se refiere efectivamente al lado «substancial» de la manifestación, y que la estabilidad es expresada en el simbolismo geométrico por la forma cúbica[16]. En cambio, en cierto sentido, la escuadra pertenece también a Fo-hi en tanto que «Señor de la Tierra», la cual utiliza para medirla[17], y, bajo este aspecto, corresponde, en el simbolismo masónico, al «Venerable Maestro que gobierna con la escuadra» (the Worshipful Master who rules by the square[18]); pero, si ello es así, es porque, en sí mismo y no ya en su relación con Niu-koua, él es yin-yang en tanto que está reintegrado en el estado y en la naturaleza del «hombre primordial». Desde esta nueva perspectiva, la escuadra misma adquiere otro significado, ya que, debido al hecho de estar formada por dos brazos rectangulares, se la puede considerar entonces como la reunión de la horizontal y la vertical, que, en uno de sus sentidos, corresponden respectivamente, como hemos visto precedentemente, a la Tierra y al Cielo, así como también al yin y al yang en todas sus aplicaciones; y es por lo demás así como, también en el simbolismo masónico, la escuadra del Venerable es considerada en efecto como la unión o la síntesis del nivel y de la plomada[19].
Añadiremos una última observación en lo que concierne a la representación de Fo-hi y de Niu-koua: el primero está situado a la izquierda y la segunda a la derecha[20], lo que corresponde a la preeminencia que la tradición extremo oriental atribuye habitualmente a la izquierda sobre la derecha, de la que ya hemos dado la explicación anteriormente[21]. Al mismo tiempo, Fo-hi tiene la escuadra en la mano izquierda, y Niu-koua tiene el compás en la mano derecha; aquí, en razón del significado respectivo del compás y de la escuadra, deben recordarse las palabras que ya hemos mencionado: «La Vía del Cielo prefiere la derecha, la Vía de la Tierra prefiere la izquierda»[22]. Puede verse aquí con mucha claridad, en un ejemplo como éste, cómo el simbolismo tradicional es siempre perfectamente coherente, pero también se ve que no podría prestarse a ninguna «sistematización» más o menos estrecha, dado que debe responder a los múltiples puntos de vista bajo los que pueden considerarse las cosas, razón por la cual abre posibilidades de concepción realmente ilimitadas
*«Entre l’équerre et le compas», cap. XV de La Grande Triade [La Gran Tríada].
[1] Haremos observar que, en inglés, la misma palabra square designa a la vez la escuadra y el cuadrado; en chino igualmente, el término fang tiene los dos significados.
[2] La forma en que el compás y la escuadra están dispuestos uno con relación a la otra, en los tres grados de la Craft Masonry, muestra las influencias celestes dominadas primero por las influencias terrestres, luego desprendiéndose de ellas gradualmente y terminando por dominarlas a su vez.
[3] Cuando esta posición es invertida, el símbolo adquiere un significado particular que debe relacionarse con la inversión del símbolo alquímico del Azufre para representar el cumplimiento de la «Gran Obra», así como al simbolismo de la doceava lámina del Tarot.
[4] La Estrella irradiante es una estrella de cinco puntas, y 5 es el número del «microcosmo»; por lo demás, esta asimilación se indica expresamente en el caso donde la figura misma del hombre se representa en la estrella (identificándose la cabeza, los brazos y las piernas a cada una de sus cinco puntas) como se ve concretamente en el pentagrama de Agrippa.
[5] Según un antiguo ritual, «la Estrella irradiante es el símbolo del Masón (podría decirse más generalmente del iniciado) que resplandece de luz en medio de las tinieblas (del mundo profano)». Hay aquí una alusión evidente a las palabras del Evangelio de San Juan (1,5): «Et Lux in tenebris lucet, et tenebrae eam non comprehenderunt».
[6] Así pues, no es sin una razón que la Logia de Maestros se llame la «Cámara del Medio».
[7] En relación con la fórmula masónica que acabamos de citar, se puede precisar que la expresión china «bajo el Cielo» (Tien-hia), que ya hemos mencionado y que designa el conjunto del Cosmos, es susceptible de tomar, desde el punto de vista propiamente iniciático, un sentido particular, que corresponde al «Templo del Espíritu Santo, que está en todas partes», y que es donde se reúnen los Rosa-Cruz, que son también los «hombres verdaderos» (cf. Aperçus sur l’Initiation, cap. XXXVII y XXXVIII). Recordaremos también a este propósito que «el Cielo cubre», y que precisamente los trabajos masónicos deben efectuarse «a cubierto», siendo la Logia por lo demás una imagen del Cosmos (cf. Le Roi du Monde, cap. VII).
[8] Aperçus sur l’Initiation, cap. XXXIX.
[9] El triángulo ocupa aquí el lugar del cuadrado, puesto que es como él una figura rectilínea, lo que no cambia en nada el simbolismo en cuestión.
[10] Con todo rigor, no se trata aquí de los mismos términos que son designados así en la Gran Tríada, sino de algo que corresponde a ellos en cierto nivel y que está comprendido en el interior del Universo manifestado, como en el caso del Tribhuvana, pero con la diferencia de que la Tierra, en tanto que representa el estado humano en su integridad, debe ser considerado como comprendiendo a la vez la Tierra y la Atmósfera o «región intermedia» del Tribhuvana.
[11] La bóveda celeste es la verdadera «bóveda de perfección» a la que se refieren algunos grados de la Masonería escocesa; por otra parte, esperamos poder desarrollar en otro estudio las consideraciones del simbolismo arquitectónico que se refieren a esta cuestión.
[12] Le Règne de la Quantité et les Signes des Temps, cap. XX.
[13] Por el contrario, una tal inversión de los atributos no existe en la figuración del Rebis hermético, en donde el compás es sostenido por la mitad masculina, asociada al Sol, y la escuadra por la mitad femenina, asociada a la Luna. Respecto de las correspondencias del Sol y de la Luna, podrá remitirse aquí a lo que hemos dicho en una nota anterior a propósito de los números 10 y 12, y también, por otra parte, a las palabras de la Tabla de Esmeralda: «El Sol es su padre, la Luna es su madre», que se refieren precisamente al Rebis o al «Andrógino», puesto que éste es la «cosa única» en la que están reunidas las «virtudes del Cielo y de la Tierra» (única en efecto en su esencia, aunque doble, res bina, en cuanto a sus aspectos externos, como la fuerza cósmica de la que hemos hablado anteriormente y que recuerdan simbólicamente las colas de serpientes en la representación de Fo-hi y de Niu-koua).
[14] M. Granet reconoce expresamente este intercambio entre el compás y la escuadra (La Pensée chinoise, pág. 363) así como también para los números pares e impares; esto hubiera debido evitarle el enojoso error de calificar al compás de «emblema femenino» como lo hace en otra parte (nota de la pág. 267).
[15] Véase Le Règne de la Quantité et les Signes des Temps, cap. XXV.
[16] Con la inversión de los atributos entre Fo-hi y Niu-koua, puede relacionarse el hecho de que, en las láminas tercera y cuarta del Tarot, a la Emperatriz se atribuye un simbolismo celeste (estrellas) y al Emperador un simbolismo terrestre (piedra cúbica); además, numéricamente y por el rango de estas dos láminas, la Emperatriz se encuentra en correspondencia con el 3, número impar, y el Emperador con el 4, número par, lo que reproduce también la misma inversión.
[17] Volveremos un poco más adelante sobre esta medida de la Tierra, a propósito de la disposición del Ming-tang.
[18] El imperio regido y organizado por Fo-hi y sus sucesores estaba constituido de manera de ser, como la Logia en la Masonería, una imagen del Cosmos en su conjunto.
[19] El nivel y la plomada son los atributos respectivos de los dos Vigilantes (Wardens), y son puestos por ello en relación directa con los dos términos de la complementariedad representada por las dos columnas del Templo de Salomón. Conviene precisar también que, mientras que la escuadra de Fo-hi parece ser de brazos iguales, la del Venerable debe tener por el contrario, regularmente, brazos desiguales; esta diferencia puede corresponder, de una manera general, a la de las formas del cuadrado y de un rectángulo más o menos alargado; pero, además, la desigualdad de los brazos de la escuadra se refiere más precisamente a un «secreto» de la Masonería operativa concerniente a la formación del triángulo rectángulo cuyos lados son respectivamente proporcionales a los números 3, 4 y 5, triángulo cuyo simbolismo encontraremos por lo demás en la continuación de este estudio.
[20] En este caso, se trata naturalmente de la derecha y de la izquierda de los personajes mismos, y no de las del espectador.
[21] En la figura del Rebis, la mitad masculina está al contrario a la derecha y la mitad femenina a la izquierda; esta figura no tiene por otra parte más que dos manos, la derecha sostiene el compás y la izquierda, la escuadra.

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